A pesar de las terribles condiciones en las que viven los iraquíes entre muerte y necesidad, aparecen muchas iniciativas que son dignas de los mayores honores. Eso es lo que ha caracterizado una suerte de cruzada iniciada por Kasim Abid y Maysoon Pachachi, dos hombres de los medios y amantes del cine que han buscado la forma de contribuir a su sociedad dentro de su especialidad. El resultado de su empeño es una escuela de cine que comenzaron a gestar desde el exilio en Londres y en la cual se forjaron un puñado de estudiantes provenientes de Cisjordania. Desde el 2004 ambos decidieron volver a su tierra natal para llevar a cabo el proyecto entre los suyos y en una zona de Bagdad considerada muy peligrosa. El BIFTC (Bagdad Independent Film and Television College) formó a 80 jóvenes en las técnicas del cine y la televisión.
Durante mucho tiempo esta difícil empresa ha tenido que vérselas no sólo con la falta de apoyo local, sino incluso con el acoso de las facciones islámicas fundamentalistas que ven mal la expresión audiovisual moderna. Actualmente, la escuela se ha tenido que mudar a Damasco, capital de la vecina Siria, donde continúa su labor por fomentar la preparación de todos los iraquíes inclinados por la actividad (se cuentan millón y medio refugiados en este país). Tal vez con la esperanza de regresar pronto y participar en la aún soñada reconstrucción.
(Vía Las horas perdidas)
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