El estreno de la semana, y uno de los mejores del año, es, qué duda cabe, Promesas peligrosas, la extraordinaria película de David Cronenberg. Aunque recién entra mañana jueves 1 de mayo a la cartelera, algunos críticos ya han adelantado su opinión, mientras que también son abordadas cintas menores como Máxima traición y Post data: te amo.
En La República, Federico De Cárdenas analiza el marco sociocultural de los personajes de Promesas peligrosas y lo enmarca en la filmografía de Cronenberg:
En Promesas peligrosas nos encontramos ante una realidad urbana bicultural que comparten casi todos los personajes, y a la que accedemos en forma de círculos infernales que se van expandiendo y detallan el descubrimiento del mal en sus formas más letales. Una de las constantes del universo de Cronenberg tiene que ver con la identidad cuestionada o violentada, que en la primera parte de su obra recurrió a formas físicas de alteración (los cuerpos invadidos) y luego varió a la mutación, la duplicación, la locura o la ambigüedad sexual.
En la revista Somos del diario El Comercio, Sebastián Pimentel manifiesta la ambigüedad del filme:
En Promesas peligrosas la simbología deja de ser una marca exterior y fugaz, y adquiere una cualidad carnal o biológica, se convierte en un fetiche que se apodera del alma. Pero, ¿es que Nikolai se da cuenta que ha cruzado el umbral y que ya no puede regresar?, y si es así ¿cuándo se da cuenta? Son preguntas que quedarán irresueltas y que están reservadas para la elucubración personal de cada espectador.
Enrique Silva examina en Correo la riqueza del relato:
Con un estilo pausado y una narración muy bien controlada, que va desarrollando de a pocos los vericuetos de una intriga que tiene más de una revelación interesante y donde lo visceral está siempre presente como una fuerza interna a punto de explotar, el cineasta toma del género policial aspectos mínimos. Lo que lo motiva es el intenso drama interior de sus personajes vivos, que integra hábilmente con el padecimiento de la ucraniana muerta a través de la voz en off de su diario. Relato que alcanza su punto culminante en la impresionante secuencia del baño público, en la que Nikolai, en su estado físico más primitivo, se defiende del mortal ataque de dos sicarios.
En Perú 21, Alonso Izaguirre comenta Post data: te amo:
Richard LaGravenese -cuyo desempeño profesional ha sido reconocido más en el ámbito de la escritura de guiones- no se regodea en la tristeza de Holly (Hillary Swank), porque suele preferir el toque de comicidad ante alguna crisis del personaje -momento susceptible de un episodio de lagrimeo incesante atenuado, precisamente, por el giro humorístico-. Incluso, hay cierta hilaridad que exhibe un sarcasmo punzante en manos de Daniel, el personaje interpretado por el músico Harry Connick Jr.
Y Raúl Lizarzaburu revisa en Expreso el thriller Máxima traición:
El guión de William Morrisey, que transcurre durante todo un día (y poco más de hora y media de metraje), va tomando giros y logrando un clima ascendente de suspenso –la secuencia en la comisaría es una de las mejores– hasta llegar a un desenlace inesperado, mas no forzado (por ahí la acrofobia de Neil le da un toque hitchcockiano).
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