En el sitio Otro Cines, el crítico argentino Quintín le escribe una carta a Hans Hurch, el director del Festival de Viena, con la intención de recomendarle algunas películas argentinas vistas en el BAFICI del mes pasado para llevarlas a la Viennale de octubre próximo. Luego de hacer una rápida revisión del estado de las cosas del Cine Argentino actual, en un año que ya se anuncia por los entusiastas como «el más importante en varias décadas», Quintín se detiene en cinco filmes que él considera «rompen el molde preestablecido y uniforme del cine de festivales», películas hechas al margen de fondos internacionales o del dinero que el Estado argentino asigna a la producción cinematográfica local.
De las mencionadas, pude ver Cómo estar muerto / Como estar muerto, película pretenciosa y vacía, si las hay. Un cine que no transmite nada, y es que no tiene nada que decir. Juan Daniel la comentó en su momento: «Las influencias de la Nouvelle Vague son demasiado obvias, la película pierde su identidad propia entre Sin aliento, Shadows y Los 400 golpes. Preocupa el afán vanguardista plagiando a una “vanguardia” que ya fue hace cuatro décadas. ¿Y el blanco y negro? Facilismo estético e importante decisión injustificada».
La otra película destacada es Historias extraordinarias que, como bien dice Quintín y pude comprobar durante la premiación del BAFICI, fue la vedette del festival, aunque al parecer este entusiasmo se limitaría a los propios argentinos, que suelen mirarse el ombligo con cierta frecuencia. No vimos la película durante el BAFICI, pero esperamos verla, con sus cuatro horas, intermedio más, en el Festival de Lima en agosto. Mariano Llinás, el director de la película, fue productor de El amor (primera parte), cinta que presentamos hace unas semanas en nuestra ciudad.
Esto es lo que indica Quintín sobre los otros tres filmes destacados:
Resfriada, de Gonzalo Castro. El director es un escritor y editor, autor de una excelente novela. La película, casi documental, trata sobre el mundo editorial y literario independiente y se propone como una tesis sobre el cine. Castro cree que este debe ser un arte absolutamente unipersonal, como la literatura. Por eso hizo todo, desde el guión hasta la cámara, desde la edición hasta el diseño del afiche.
Llavallol, del grupo Tierra en trance. Como si fuera el complemento de Resfriada, esta es la obra de un grupo, sin un director que firme la película. Pero también es el retrato de un mundo enrarecido, ausente de las ficciones habituales en el cine argentino. En este caso, de una pareja de marginales perdidos en la droga y en el suburbio. Es otra película misteriosa, frágil, completamente difícil de encasillar.
süden, de Gastón Solnicki. Esta película pertenece al grupo por el tema y la producción marginal pero, a diferencia de las anteriores, es más impersonal y circulará seguramente por muchos festivales. Es un documental muy cuidado, muy preciso, sobre los ensayos de un concierto de Mauricio Kagel, el músico contemporáneo (y cineasta) a su vuelta a la Argentina después de 40 años de ausencia.
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