Frank Sinatra continúa siendo el hombre más representativo del espectáculo norteamericano, una voz formidable y una leyenda rampante para sustentarla. Pero su figura no se limitó a ese espectro. El cine lo recibió también, pero no en indulgentes apariciones alrededor de su rol de cantante. Como actor, Sinatra se destaca notoriamente en algunos títulos emblemáticos de los años 40 y 50, como On the Town, De aquí a la eternidad, o Some Came Running.
Repentinamente, realizado en 1954, no es uno de ellos, pero es un buen ejemplo de las posibilidades del intérprete convertido para la ocasión en el villano de la función. La película es tensa, correctamente articulada, de una atmósfera concentrada, al puro estilo del thriller al que se alinea. Se trata del secuestro de un hogar por parte de un grupo de sicarios contratados para asesinar al presidente de la nación, quien pasará brevemente frente al lugar. Por ello, Suddenly se ve ahora como un pequeño antecedente del cine de complots políticos en la guerra fría (aunque sin llegar al nivel de paranoia de El candidato de Manchuria, también con el artista de los ojos azules), marco en el que se instala la oposición de fuerzas y palabras entre Sinatra y el imponente Sterling Hayden, un notable actor que destacó también en aquellas décadas y tuvo un rol memorable en su veteranía, el oficial McCluskey de El padrino. Un filme breve y preciso que vale la pena ver.
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