La Palma de Oro del Festival de Cannes ha recaído este año en un filme francés, algo que no ocurría en más de dos décadas. El cineasta Laurent Cantet pertenece al grupo de realizadores más interesantes surgidos a fines de los 90 en esta cinematografía. A pesar de tener una obra todavía breve, se pueden distinguir en ella preocupaciones constantes, así como un estilo de apariencia austera y funcional. Eso es lo que parece confirmar en Entre les murs. Una historia personal dentro de la unificada Europa del siglo XXI, para la que ha elegido el mejor lugar para representarla: una escuela a la que acuden todos, los chicos bien y los que están hechos por los golpes de la vida, el lugar donde confluyen los más típicamente franceses y los inmigrantes.
Esperando poder ver pronto su celebrada película, vamos a darle una somera mirada a la obra de este realizador a través de sus tres películas anteriores. Ya habrá momento para extenderse sobre cada una de ellas:
Recursos humanos: Debut interesante, preciso, contundente. El cineasta le dedica este filme al mundo del trabajador y su empleador. Interacción en la que el protagonista funge de mediador. A su modo el joven ejecutivo regresa convertido en el nuevo europeo. Personaje que Cantet convierte en un ambicioso y audaz arribista traicionado por su conciencia. Lo mejor es la tensión entre ambas partes que van cambiando de lugar en la balanza personal del héroe. La fábrica se convierte en la patria dividida por el siempre espinoso tema de la justicia laboral.
El empleo del tiempo: Aquí el realizador se permite un giro inesperado y notable. Ahora, las broncas laborales no pasan por las identidades maniqueas. El gran y kafkiano ente laboral no define un rostro claro, puesto que el propio trabajador no es el diligente luchador de causas, a no ser que sea la suya propia. La indagación convencional sobre el hombre productivo pasa por un filtro todavía más personal. Como dice el título, es el hombre que emplea su tiempo, que intenta pervivir fuera de la alienación laboral a costa de pasar por otra. Particular forma de ver lo que en otros lares se llamaría sencillamente «vacaciones permanentes».
Vers le sud: Extraño cambio de registro el que da Cantet en esta película, hecha con toda su vocación por el cine social, pero tal vez dubitativo ante temas diversos. Este viaje hacia la caribeña Haití de la dictadura tiene mucho de la funcionalidad de su primera película, pero no la tensión y el interés tan bien sostenido en sus personajes, a pesar de los esfuerzos del grupo de actrices encabezados por Charlotte Rampling. Un filme de replanteamiento que desliza la presencia de sus «trabajadores». La miseria abriendo sus puertas por un pedazo de pan y diversión. Lástima que es sólo un vistazo.
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