Iron Man
Dir. Jon Favreau | 126 min. | EEUU
Intérpretes: Robert Downey Jr. (Tony Stark / Iron Man), Terrence Howard (Jim Rhodes), Jeff Bridges (Obadiah Stane / Iron Monger), Gwyneth Paltrow (Pepper Potts), Leslie Bibb (Christine Everhart), Shaun Toub (Yinsen), Faran Tahir (Raza), Jon Favreau (Hogan), Clark Gregg (Phil Coulson), Gerard Sanders (Howard Stark).
Estreno en España y el Perú: 30 de abril de 2008
El prólogo en Afganistán sintetiza el perfil de Tony Stark. Con previos acordes de Back in Black de AC/DC, el arrogante dueño de Stark Industries, la incesante fábrica de las más letales armas de guerra, se enfrenta a la paradoja de ser herido gravemente por su propios artefactos, en manos de una estereotipada organización terrorista. Sin dejar los linderos del blockbuster típico, Favreau relata con cierta destreza la conversión de Stark en el misterioso Iron Man.
Al igual que Hulk, Spiderman, Los 4 Fantásticos y X Men, entre otros, le tocó el turno a Iron Man, también perteneciente a la galería de populares héroes de la editorial de comics Marvel, de ser adaptado a la pantalla grande a través de dos productoras anexas a la misma empresa y distribuido por Paramount Pictures. Dirige Jon Favreau, de mediana trayectoria como actor (Alguien tiene que ceder, Daredevil, otro producto Marvel) y director (Elf, Zathura), que sin duda ha dado un salto en su carrera con el inicio de esta nueva saga.
La película arranca con un prólogo en Afganistán que sintetiza el perfil de Tony Stark, el protagonista absoluto de la historia. Con previos acordes de Back in Black de AC/DC, el arrogante dueño de Stark Industries, la incesante fábrica de las más letales armas de guerra, se enfrenta a la paradoja de ser herido gravemente por su propios artefactos, en manos de una estereotipada organización terrorista. El hecho provoca un giro fundamental en el personaje, que luego de escapar busca reorientar el rubro de su imperio, y se convierte en manija clave de la trama, que por supuesto tiene meandros y sorpresas, salvo para los seguidores de la Marvel.
Sin dejar los linderos del blockbuster típico, Favreau relata con cierta destreza la paulatina conversión de Stark en la misteriosa máquina superdotada que la opinión pública bautiza como Iron Man. La parafernalia tecnológica es contundente, acuñada en Industrial Light & Magic, la factoría de efectos especiales de George Lucas, pero la fluidez narrativa le debe bríos a Robert Downey Jr., un actor ya maduro de notable talento, con oficio y versatilidad suficientes para ponerse el uniforme de (anti)héroe cibernético. Consciente de las coordenadas del filme, alcanza un registro relajado, y a la vez transmite las contradicciones de una celebridad que ha amasado fortunas con la muerte ajena. También están muy correctos Terrence Howard, Jeff Bridges y la renovada Gwyneth Paltrow.
Sin embargo, Iron Man no da para mucho más. Es un entretenimiento de factura aceptable, que puede pulirse en posteriores entregas de una franquicia promisoria, pero no puede evitar la medianía, y entre otras cosas echar mano del estigmatizado Afganistán, que Hollywood ha reforzado en los últimos años como referente geográfico remoto, precario y, sobre todo, peligroso para Occidente, en reemplazo del más bien antiguo Vietnam, que, dicho sea de paso, era el lugar donde atacaban a Tony Stark en el comic original.
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