Con todas las que han tenido que lidiar en la última administración, los norteamericanos se encuentran celebrado su día nacional rompiendo el fin de semana. Desde acá nos plegamos a la remembranza con uno de los títulos que mejor representaron las diversas caras del patriotismo, que antaño se vendiera como un incuestionable concepto, exento de humanas dudas y reflexiones.
Oliver Stone le dedicó hace diecinueve años una de las películas más fuertes y cuestionadoras hechas en Hollywood (antes de que tendiese a la manipulación). Nacido el cuatro de julio es una mirada ejemplar al camino que siguen los ideales en la mente y conciencia del hombre durante las diversas etapas de su vida. El contexto de la guerra de Vietnam se convierte en el escenario de aquel traumático camino a la madurez. Posiblemente sea tan intercambiable como varias otras circunstancias a razón de las ideas, los sentimientos o motivos más profundos y universales que se ven representados en ellos. Pero ahí se encuentra precisamente el valor de una obra como la de Stone y en particular la de una historia tan entrañable como ésta, indagando con sensibilidad a través de la historia.
Tom Cruise luce en su primer momento como verdadero actor en el papel de Ron Kovic. Ni héroe ni villano, tratando de comprenderse a sí mismo en medio de ese enorme rompecabezas de millones de piezas. Una lección de cine conmovedora y brutal a la vez. Emocionante en suma.
El tráiler
El torbellino que se traga las certezas
El lento camino a la rehabilitación
El bello score de John Williams
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