A mediados de junio, tomé contacto por primera vez con Alberto Fuguet, el famoso escritor chileno. Pude haberlo hecho antes, pero, obviamente, desistí. Una de las cosas que más lata me daba era abordar al autor de una de las obras que he seguido con regularidad y mucho fervor. A pesar de tener el contacto dos años y medio atrás, recién decidí escribirle un pequeño mail. Entre las cosas que le decía, todas muy elogiosas (soy admirador de su obra) y marketeras (soy, entre otras cosas, organizador de eventos) lo invitaba a dictar una charla en Iquitos sobre su obra, que coincidiera con el tiempo que estuviera en el Perú para participar en la 13° Feria del Libro de Lima.
Dos días después, me llegó la respuesta. Muy amable y cortés, me indicó (dentro de lo predecible) que no podía, dado que quería estar en su país (salía de una residencia prolongada en California), que más adelante se podría ver si organizábamos algo conjunto. Iquitos le interesaba por su aureola de ciudad medio aislada (a la cual solo se puede llegar fácilmente por avión) y por su variopinta cosmovisión.
Resignado, pero también alerta, le respondí que sería muy bacán tenerlo pronto allá. Tímidamente, le indiqué que estaba abocado en el trabajo editorial y en la producción audiovisual con un grupo de gente entusiasta y muy colaboradora. La respuesta, cuatro días después, fue: “bien, sería muy bueno ir para allá, y a lo mejor hasta pueda llevar una cámara, para hacer un registro”.
Obviamente, era una cámara de fotos.
O quizás no era tan obvio.
Mi réplica fue: “sería increíble que pudieras traer una cámara y hacer algo audiovisual”.
Dicen que los malentendidos no suceden, solo las coincidencias cósmicas. Esa fue una de ellas. Y lo que terminó siendo una idea tirada al aire encontró virulenta y rápida consistencia.
Fuguet me respondió, siempre por mail: ¿Por qué no?
Él me dice que su primera idea fue de sorpresa, porque en sus caminos jamás había estado la idea de trabajar algo en Iquitos. De filmar algo allí. Pero la idea era atrayente para él. Y para mí empezaba a convertirse en una suerte de delirio. Involuntariamente, me estaba convirtiendo en promotor y procurador de un corto, que luego mutó en mediometraje y finalmente en proyecto de película.
Cuando llegó a Lima, lo primero que hizo Fuguet fue desayunar conmigo, para conversar más detalladamente la idea. Lo que me gustó fue que me dijo: ¿tú no me estás engañando? ¿es posible hacer una película en Iquitos? Claro que en ese momento pasaron por mi cabeza mil cosas y claro, alguna de ellas, conociendo lo extraordinariamente difícil que es rodar y conseguir financiamento para películas en el Perú, fueron decir: “no, mejor lo dejamos ahí, ya de por sí ha sido bacán conocerte”. Y solo eso ya habría valido la pena para ambos. Pero le dije “sí”. Sé que, aunque bien complicado, es posible hacerlo.
El proyecto tiene el nombre tentativo de “Sudor” y la idea básica es realizar un largometraje sobre un chileno perdido en Iquitos. Un Iquitos alternativo, serie B, pero también un cotidiano, donde los chicos van al colegio y las calles son las mismas todos los días. Escrita y dirigida por Fuguet. Filmada en formato digital. Con un puñado de gente chilena. La producción y logística mayoritariamente peruana (iquiteña y demás), filmada con afán eminentemente urbano, luz natural, cero maquillaje. Austera, pero no pobre. Con financiamiento nacional y algún financiamiento de otros lados (estamos en eso). Plazo tentativo para rodarlo: a partir de octubre 2009. Editado y post-producido en Chile. Co producción peruano-chilena.
Hemos congeniado con Fuguet a partir de la idea de Iquitos. Su plan en Lima fue buscar obsesivamente todo lo que la selva peruana pudiera haber en literatura y cine. Y al final la idea ha pegado constantemente. El escritor está encantado con la posibilidad. Y a veces piensa mucho en la futura historia. Yo, hace algunos días no duermo pensando en el tamaño monumental del proyecto en que me he metido, casi por accidente, naturalmente, sin artificios. Y en verdad, sudo. Sudo en invierno. Pero es un sudor creativo, hermano, cósmico.
Veremos qué pasa.
Foto: María Panta
Lee también: Entrevista a Alberto Fuguet (I): Cine y cinefilia
Deja una respuesta