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Dir. Fatih Akin | 122 min. | Alemania – Italia – Turquía
Intérpretes: Nurgül Yesilçay (Ayten Öztürk aka Gül), Baki Davrak (Nejat Aksu), Tuncel Kurtiz (Ali Aksu), Hanna Schygulla (Susanne Staub), Patrycia Ziolkowska (Charlotte ‘Lotte’ Staub), Nursel Köse (Yeter), Erkan Can (prima de Nejat), Yusuf Kaba (flautista), Yelda Reynaud (Emine), Lars Rudolph (Markus Obermüller), Andreas Thiel (Konsulatsmitarbeiter).
Los personajes viajan constantemente creando un continuo urbano, en el que Estambul parece ser un barrio pobre de alguna ciudad alemana. Al igual que con estos viajes, los personajes y las ideas van cambiando. Akin amplia lo mostrado en su anterior Contra la pared, para agregar puntos de vista kurdos y alemanes a su fresco sobre la sociedad turca. En Al otro lado están presentes los problemas turcos con relación al mundo germano, así como entre ellos mismos, ya con la religión o la lucha política. Y, también, la mirada del alemán sobre el turco.
A través de un largometraje dividido a manera de tríptico (La muerte de Yeter, la muerte de Lotte, Al otro lado), Fatih Akin reflexiona sobre la condición turca en Alemania y sobre la idiosincrasia y luchas del pueblo otomano. En Al otro lado, son los muertos los que a través de (últimos) deseos desencadenan las acciones y los futuros de los que se quedan de este lado. Así, Nejat viajará a Estambul para ubicar a Ayten, la hija de Yeter, la finada novia de su padre Ali; y Susanne buscará los medios necesarios para excarcelar a la novia turca de su hija Lotte, después que la última fallezca.
En esta cinta los personajes viajan constantemente creando un continuo urbano, en el que Estambul parece ser un barrio pobre de alguna ciudad alemana. Al igual que con estos viajes, los personajes y las ideas (políticas, sociales) van cambiando. Akin amplia lo mostrado en su anterior Contra la pared, para agregar puntos de vista kurdos y alemanes a su fresco sobre la sociedad turca. En Al otro lado están presentes los problemas turcos con relación al mundo germano, así como entre ellos mismos, ya con la religión o la lucha política. Y, también, la mirada del alemán sobre el turco. Aunque en algunos momentos esta presentación resulte obvia y declamativa («todo se va arreglar cuando ingresen a la Unión Europea», «Estamos en contra de todo capitalismo»), su contracara resulta en los primeros planos frontales de algunos personajes, que emplazan al espectador.
Así como se enfrentan esas dos características anteriores, en el relato los personajes cambian de objetivos de manera repentina, como cuando la muerte les toca cerca sin querer, tal como sucede en la vida real. Y por otro lado, Akin nos pide aceptar un conjunto de casualidades y coincidencias propias de la ficción. Estos dos puntos colisionan y nos entregan una película que por momentos se hace difícil de seguir, por no poder conciliar estos temas de verosimitud. Pero, la cinta siempre resulta atrapante, sobre todo por su bella fotografía.
Al otro lado bien merece varios premios ecuménicos, como que los ha recibido. Es una película de tono conciliador que se dirige hacia el perdón y el aceptar al otro, objetivos que sus personajes no logran dentro del metraje del filme. Estos imperativos se quedan más allá del final, al otro lado, al otro lado de la pantalla.
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