La ilusión que Hollywood se esfuerza en mantener, se compone principalmente por la creación de figuras icónicas, que deben ser siempre efigies canónicas de juventud y belleza ideal. Esta ilusión ha resultado siendo siempre el límite para muchas estrellas, que batallan por quedarse en el firmamento o ser simples destellos, ya que la edad es el factor determinante en la fábrica de sueños.
Scarlett Johansson, bella, estelar y sex symbol del momento, tiene 23 años pero ya es consciente de esa cruda realidad: en Hollywood el tiempo es enemigo, y de las mujeres más que de los hombres. En declaraciones al periódico inglés The Daily Telegraph, la actriz se suma a la larga lista de estrellas que opinan que la idustria del cine es mucho más dura para ellas.
Es como si las mujeres nos marchitáramos cuando cumplimos años, mientras que los hombres ganan con la edad, como el vino o lo que sea. Si tienes cierta edad y eres mujer es como ‘oh, ella ya es demasiado vieja para hacer de sex symbol’. Es una noción preconcebida de las mujeres en general y muy particularmente en esta industria, que es muy, pero muy vanidosa. […] Los peluqueros y maquilladores se pasan horas y horas poniéndome cosas en la cara para que me vea más sexy. Creo que es raro que una mujer llegue a sentirse bella. Yo nunca me miro al espejo y digo ‘me veo realmente bella’, pero sí me miro y digo ‘sí, estoy buena’.
La discriminación de Hollywood para con actrices maduras, y la aparente condecendencia para con sus pares varones ya ha sido denunciada anteriormente. Faye Dunaway, de 67 años, y por la cincuentona Sharon Stone, quien soltó una broma cruel y realista hace una década, en su aparición en la gala de los Óscar, que ya ha pasado a la historia:
Cuando llegué fue como: ‘Oh, hemos abierto una excavación arqueológica y mira lo que ha salido… una mujer de 40’
Ni que decir del caso de Kim Basinger, otrora sex symbol de 9 semanas y media, entre otras cintas, y que actualmente está haciendo cola para audicionar para hacer de la mamá o de la abuela de la historia. Existen también actrices como Julia Roberts, quien a sabiendas de esta siutuación, decide intentar reflejar el brillo del mainstream en el teatro, antes de opacarse lentamente. Veremos cómo le va. Otro es el caso de las que se refugian en la televisión, como es el caso de las «Desperate Housewives», todas maduras y exitosas, o de Glenn Close también con regular éxito en su serie «Damages».
¿Y qué será de la buena Scarlett de acá a 10 años? Mejor ni imaginárselo, disfrutémosla mientras brille por las escabrosas vanidades de la industria hollywoodense.
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