Dir. Luis Ospina | 112 min. | Colombia
Participan: Arturo Alape, Jotamario Arbeláez, Joe Broderick, Carlos Mayolo, Jaime Osorio.
Este documental presenta una calidad amateur, artesanal, desprolija, que puede desconcertar en un primer momento, pero que con el correr de los minutos se entiende como parte de una propuesta que busca reflejar desde lo formal el espíritu del personaje central del relato. La historia de Manrique Figueroa sirve, por otro lado, para dar testimonio y revisión de los convulsos años 60 y 70 bajo la influencia de las ideas comunistas en América Latina.
Un tigre de papel es un documental que nos relata la historia de Pedro Manrique Figueroa, esquivo precursor del collage en Colombia y hombre de izquierdas que se da a conocer a través de los testimonios de las distintas personas que lo rodearon, así como por sus trabajos y emprendimientos.
Este documental presenta una calidad amateur, artesanal, desprolija, que puede desconcertar en un primer momento, pero que con el correr de los minutos se entiende como parte de una propuesta que busca reflejar desde lo formal el espíritu del personaje central del relato. Así usa tanto escenas de archivos periodísticos en cine y video, declaraciones –en permanente juego con el zoom- de personas de a pie, como de reconocidos artistas, cineastas y poetas colombianos, además de collages (fílmicos y gráficos) en medio de textos escritos con la habilidad y estética de un «video de matrimonio». El choque inicial se distiende pasado el cuarto de hora para instalarse en el filme. Es necesario tener paciencia con el arranque de este trabajo.
La historia de Manrique Figueroa sirve, por otro lado, para dar testimonio y revisión de los convulsos años 60 y 70 bajo la influencia de las ideas comunistas en América Latina. La eterna búsqueda del personaje principal, renunciando defraudado a los gremios políticos, religiosos o artísticos, se convierte en un símbolo de la ineficacia de todos estos movimientos, y eleva a la búsqueda personal, a esa locura sana, de cierta manera romántica y anárquica a la vez, de Figueroa a única manifestación verdadera, aunque inentendible e inverificable.
Para acabar, hay que comentar una de las revelaciones finales de la cinta. Si no has visto la película no deberías seguir leyendo. Y es que, no hay documental más difícil por hacer que el falso documental que huele a cierto. Y tal es el caso. A partir de ahí, o al final, podemos hacer un grupo de preguntas y cuestionamientos sobre la historia oficial de nuestros países y personajes. Muy recomendable.
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