Esa divertida foto de Josué Méndez que ven arriba pertenece a la presentación de Dioses en el Festival de Locarno el pasado 11 de agosto. Aquí pueden ver una imagen más, y una nueva reseña en el sitio ARTE.tv, en alemán, traducido al inglés. Otra novedad que encontramos respecto a la segunda película de Méndez es su inclusión en el Festival de San Sebastián, en la Sección Horizontes, que va del 18 al 27 de setiembre.
Mientras tanto, en Lima aparecen nuevas críticas. En La cinefilia no es patriota Fernando Vílchez muestra su decepción con Dioses:
¿De qué trata Dioses? ¿Es un retrato de los burgueses limeños? En caso lo sea, ¿es una parodia, es una mirada cínica, es un registro realista? ¿Así son nuestros burgueses?
¿Y desde dónde sale esa mirada? El padre (Edgar Saba) nos trae a la memoria aquel caricaturizado patriarca de No se lo digas a nadie (Hernán Romero). Las mucamas hablan quechua cuando están a solas. La arribista de clase media lee trece libros sobre botánica para poder tener tema de conversación con las regias de la playa. Suena a ingredientes para una comedia, pero la solemnidad ya lo ha invadido todo. Pareciera que el cine de Lombardi ha encontrado una manera de reinventarse.
“¿Por qué tanto descontento con esta película?”, preguntan los otros invitados del Festival. “No está buena, pero hay peores”, señalan. En realidad, hay momentos donde se perciben deseos de jugar al nuevo cine contemporáneo. Por momentos la cámara oculta, muestra y vuelve a ocultar (la primera aparición de Effio rodeada de las efusivas señoras). Por momentos el beat electrónico marca una sensación de monotonía que imprime cada instante de los lindos jóvenes. El lente con el que se filma los interiores de la clase alta limeña –donde se acentúa la profundidad de campo- es distinto al que se usa para filmar los barrios populares –de resultados más inmediatos, más banales-.
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