El 25 de agosto, Sean Connery estuvo de cumpleaños, y como su vasta experiencia lo merecía, lo ha celebrado con la salida de su autobiografía, en la que da cuenta de toda su trayectoria como actor y ciudadano escocés muy involucrado en la política de su país.
El libro lleva por título Being a Scot y aborda facetas y episodios poco conocidos, como su vida en el barrio de Fountainbridge en Edinburgo y su temprano interés por la obra del poeta Robert Burns, el novelista Sir Walter Scott, o incluso la reina María Estuardo.
Pasó de repartidor de leche a marino de breve servicio, de ser modelo desnudo en escuelas de arte a pulir ataúdes, y recién entonces a actor de tan diversos papeles, que pasan de su clásico agente glamoroso 007 a su notable madurez en The Man Who Would Be King, y todos los consiguientes papeles de veterano experimentado e inteligente con los que ha podido envejecer como pocos en el cine contemporáneo. Aunque de toda su larga experiencia de mil oficios, el gran Sean sigue afirmando que lo único que lo sigue animando es su fanatismo por el balompié, el cual incluso llegó a imaginar seriamente como carrera hasta que a mitad de sus veintes terminó decidiéndose por la interpretación.
Una anécdota más reciente que destacar, fue su intento de adquirir los derechos de adaptación de El Código Da Vinci, pero tuvo que desistir de la idea debido a la elevada cifra de más de seis millones de dólares que pedía Dan Brown.
(Vía The Movie Blog)
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