Arrancó el Festival de Venecia con el estreno de la nueva cinta de los ganadores del Oscar 2008, Burn After Reading. Los hermanos Coen regresan a la comedia desopilante acompañados de un troupé de primera: Pitt, Cloonet, Malkovich y McDormand. Las primeras apreciaciones de la cinta comienza a aparecer en internet, aquí endosamos algunas que, seguramente, irán sumandose con las horas (traducción libre, like always):
Andrew Pulver, de Guardian.com.uk
¿Dónde deja parados esta película a los Coen? Su posición única, como mimados tanto de Hollywood como del circuito de festivales, sigue intacto. Lo que han logrado hacer ahora es una ligerísima versión del cine de informantes como Todos los hombres del presidente, Michael Clayton o, incluso, The Insider: ellos pintan los intereses de poder como torpes, caóticos y definitivamente poco siniestros.
Todd McCarthy, de Variety
El guion de los Coen, que se siente inmaduro y que evidentemente fue escrito al alimón con el de No Country for Old Men, es simplemente demasiado tonto, sin los cimientos de una subestructura seria que puede hacer que el repentino brote de violencia agarre al espectador desprevenido. Nada en la ejecución de este proyecto da la impresión que haya tenido mas intención que ser un chiste, lo que estaría bien si fuera un buen chiste.
Lee Marshall, de ScreenDaily
Como en Fargo, el trampolín dramático clásico de Hollywood -gente tomando las decisiones equivocadas- se extiende para convertirse en una especie de enfermedad existencial: incluso en la ciudad que supuestamente gobierna los corazones y mentes de todo el mundo, los cerebros están empolvados, los mas simples actos de comunicacion interpersonal están ceñidos de dificultades, y hasta la CIA (dirigido por el brillantemente informal JK Simmons) no tiene ni idea de lo que está pasando. Pero también hay guiños de reales dilemas sociales -la queja de Linda «he llegado tan lejos como me permite este cuerpo», la repentina sorpresa de Harry con el hecho que, en medio de sus affaires, extraña a su mujer; la breve pero juiciosa escena en que Osborne Cox le cuenta a su mudo e inválido padre -también ex agente de la CIA- que le ha fallado.
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