En Venecia, este año, muy pocos títulos han obtenido el aprecio de los espectadores y la crítica. Uno de ellos, ha sido Ponyo on the Cliff by the Sea de Hayao Miyazaki, pero es la excepción. Estando así las cosas, la presencia del experimentado Jonathan Demme con Rachel Getting Married se convirtió en un momento expectante. Más aún contando con la participación protagónica de la bella Anne Hathaway, en un papel serio con el cual pretende por fin desligarse de la imagen de princesa infantil que la llevó a la fama.
Esta nueva película de corte agridulce, trae también la novedad de que se basa en un guión escrito por Jenny Lumet, la hija de Sidney, quien al parecer estaría muy interesada en seguir una carrera a lo Sofía Coppola. Se ha destacado en este trabajo, por sus momentos ácidos y convincentes dialogos, entregando una historia familiar y personal que tiene mucha claridad, pero que deja, a su vez, de lado muchas de las convenciones del género.
El trabajo de Demme por su parte, ha sido comparado en cierta medida con el de Un día de boda de Robert Altman e incluso con Five Easy Pieces de Bob Rafelson. Recordemos que la carrera de Demme ganó cierto prestigio con la comedia negra Something Wild, realizada aún antes que su célebre The Silence of the Lambs. En su nueva película, ha dejado ver nuevamente su capacidad para mantener atento al público, y a la vez poder deslizar una crítica a un mundo insatisfecho a pesar de su abundancia material y aparente felicidad.
(Vía The Hollywood Reporter y Variety)
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