Este año, el festival ha concedido el premio honorario a la carrera en conjunto de uno de los nombres más importantes del cine italiano de los últimos 40 años. Ermanno Olmi conformó aquella generación que sucedió a los grandes maestros durante los años 60, en ese conjunto figuraban también otros nombres de gran proyección como los de Bernardo Bertolucci, Marco Bellochio, Francesco Rossi, o los hermanos Paolo y Vittorio Taviani. Olmi siempre se mantuvo fiel a su estilo un tanto sereno pero radical, lo que le valió desarrollar una carrera coherente en comparación a los altibajos de varios contemporáneos. El realizador cuenta en su haber con una Palma de Oro, obtenida en 1978 por El árbol de los zuecos y un León de Oro de Venecia obtenido en 1988 por La Leggenda Del Santo Bevitore.
Durante la conferencia de prensa que siguió a la distinción, el veterano cineasta de 77 años recalcó la gran inspiración que fue para él todo el cine neorrelista con Roberto Rossellini y Vittorio De Sica a la cabeza. Incluso comentó la forma en que el público demostraba su incomodidad ante películas como Roma, ciudad abierta y Alemania, año cero. Evaluando aquellas épocas en las que se forjó su vocación, el maestro dice:
El cine de Rossellini o De Sica es el cine del hombre honesto del neorrealismo. Uno que tuvo el valor de permitir reconocerte a tí mismo en la pantalla. El cine está comenzando otra vez a estar atento a su labor como instrumento de la civilización.
(Vía Newser)
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