Ken Ogata, uno de los nombres más representativos del cine japonés contemporáneo, falleció este 5 de octubre a los 71 años de edad. A este actor de sólida y serena presencia, se le recordará por haber sido protagonista de algunas películas memorables. Tal vez las mejores fueron en las que colaboró con el maestro Shohei Imamura: La venganza es mía y La balada de Narayama son dos de las más importantes representantes del cine asiático durante los años 70 y 80. Exploraciones líricas alrededor de la naturaleza violenta del hombre comtemporáneo en conflicto con las tradiciones ancestrales. Esta última cinta se llevó la Palma de Oro de Cannes en 1983.
Estos logros fueron los que lo pusieron en la mira de algunos interesantes realizadores internacionales. Ese fue el caso del consagrado Paul Schrader, quien lo convirtió en protagonista de la que sin duda es su película más importante como director: Mishima. Esta biografía del genial y maldito escritor nipón era de una construcción barroca y fascinante, en cuyo centro destacaba Ogata como una presencia obsesiva y demencial, que apenas si se dejaba evidenciar en ese pétreo y macizo exterior. Posteriormente, su carrera no tuvo tantos brillos aunque gozaba de un lugar respetado dentro de su profesión. Por ahí algunos títulos lo mantuvieron en actividad hasta años recientes como Love and Honor. Acá los dejamos con imágenes de su trabajo:
La venganza es mía (1979)
(Vía Variety)
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