Mientras esperas sentado -o echado- a que tu industria favorita reciba los 5 mil millones de dólares que ha pedido para sobrevivir a la crisis -lo justo varón-, recomiendo que hagas un tour virtual por una acogedora sala limeña de cine para adultos. Puedes comenzar con este post que Alfredo Pérez, del blog «republicano» Camaleón con zapatillas, titula: CINEMA XXX 5 horas continuadas en un cine porno. Léalo hoy:
Estoy en un cine porno, somos unos 50 espectadores viendo la misma escena de siempre: el sexo martillando que sube y baja, entra y sale. Todo está a oscuras. De pronto, entra a la sala una sombra femenina. Está a contraluz. Parece la reina de este cine ubicado en la avenida Colmena. Todas las miradas la persiguen mientras ella posa de butaca en butaca buscando un cliente. Pasa a mi costado y se detiene. Tira el cabello para atrás. Sus labios se acercan a mi oído para susurrarme el precio de sus servicios. Al voltear veo que lo único de reina que tiene es la maquillada y el vestido negro, porque es un hombre de unos 40 años, con la sonrisa chueca, vellos en el pecho, la voz ronca y una barba de tres días. ¡La abeja reina resultó ser un mariposón! Pero eso fue a las diez de la noche: cuatro horas después de que se iniciara esta historia.
Si te dan flojera los posts largos -ya sabemos que prefieres invertir tu valioso tiempo en otras, um, actividades-, Henry Spencer te la hace más fácil. Él también se inmoló, y -con la cámara en la mano- visitó una antigua sala de cine del centro de la ciudad. Para apreciar la arquitectura del edificio por dentro, por supuesto. Son solo tres minutos, no seas ocioso y dale play:
«Oe, cambia, oe. Ya lo vi esa h**vada». Priceless!
(Sirva además este post como un adelanto por el aniversario de nuestra querida Lima)
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