Aquello que impulsó a Darren Aronofsky para ofrecerle el protagónico de The Wrestler a Mickey Rourke, por ahora les está pasando buena factura. La legendaria estrella rebelde, el mítico chico malo del Hollywood moderno, virtualmente desaparecido o en el mejor de los casos, rebajado a roles menores o insignificantes, regresa no solo con una performance que ha despertado pasiones, incluso para su gremio, aquel que poco o nada sabía de él hasta no hace mucho.
Por eso lo significativo de su actuación y posterior triunfo. Una cinta independiente de presupuesto ínfimo (bueno, 6 millones de dólares), filmado en un poquito más de un mes, y muchas loas de la crítica y audiencia. La actuación de Rourke, dicen, te cala el alma pues no puedes evitar ver cómo el hombre se deshace interpretando lo que perfectamente es un paralelo a su vida ordinaria y avejentada. El malcriado Rourke subió de peso (más todavía), exponenciando lo grotesco de su look: cara hinchada, pelo mal cuidado y teñido a la mala, músculos inflados, etc. Es lógico que Mickey haya aceptado el rol, no sin temor (hay una escena en un supermercado que fue filmada en una locación real, con clientes de verdad, los que obviamente ni lo reconocieron. Aronofsky confiesa que el buen Miguelito detestó cada minuto de esa toma), pues quiere redimirse en las postrimerías de su carrera, ya agotada, a sabiendas que tal vez esta nueva exposición no le depare nuevos roles más desafiantes ni para él ni para la platea, pero desde aquí no podemos sino aplaudir el tener las gónadas para fajarse, ponerse mallas y confrontar sus fantasmas.
El 22 de febrero, Mickey Rourke competirá por el Óscar®, algo impensado hace un par de años no más. La Academia debe dilucidar si esa performance que dejó en el ecran es superior a lo que actores con más recorrido (y con más talento, las cosas como son) han mostrado. Esperamos, de corazón (se nota que siempre nos cayó bien Miguelito, ¿no?), que esta inédita nominación no le provoque una recaída. Lo dudamos. Quizá, en contra de lo que pensamos, su carrera tenga un nuevo empujón, y de ser así, no repita el mismo papel. No conviertas algo genuino, tu marca ®, en un estereotipo. (Cristhian Manzanares).
Mickey Rourke en imágenes
(por Jorge Esponda)
Body Heat: En sus comienzos Mickey se la pasó apareciendo como «chico de la pandilla», una presencia con porte pero a la cual todavía no se le prestaba más atención al lado de figuras más notorias. Así pasaba fugazmente dentro del equipo de aviadores de Dan Aykroyd en 1941, o en la banda de Christopher Walken en Heaven’s Gate, esa obra maestra tan menospreciada en su momento. Poco después de aquellos papeles, consiguió más cuota de pantalla en este memorable film noir erótico de Lawrence Kasdan. Eran solo dos secuencias en las que participaba del complot de Ned Racine (William Hurt). Este último totalmente hipnotizado por los encantos de una Kathleen Turner en su punto.
Rumble Fish: Película abstracta y formidable. Mickey se convertía para Coppola en un símbolo, una efigie distante reverenciada por todos a pesar de esa carga trágica que pesaba en sus andares y su rostro. Motorcycle Boy no era tanto el rey de los gangs sino más bien un profeta vagabundo. Sus enseñanzas terminaban solo dejando más desorientado a su deslumbrado hermano menor.
El año del dragón: Uno de los mejores policiales de los últimos tiempos, pero despreciado con roche (Razzies incluídos) debido a la mala fama de la que era víctima su director Michael Cimino en esos momentos. Pero ni ello puede ocultar el aura de estrella de Rourke en un gran papel como el vehemente capitán que se enfrentaba a la mafia china y en medio quedaba transformado ante la esencia multicultural de su nación. Compleja e intensa, como para verla cien veces y no cansarse. Un tip para el recuerdo es la escena culminante a lo western. Pero acá los dejamos con otro momento no menos notable.
Nueve semanas y media: El estupendo actor estuvo tempranamente batallando con sus propios excesos. La parte final de los ’80 fueron para el un momento de decisiones como la de ser un actor de carácter al estilo que exhibiría en Barfly o mostrarse más concesivo con lo masivo. Digamos que esta película fue un pequeño deleite culposo aunque a Mickey se le pasó la mano repitiendo el plato en réplicas al estilo Orquídea salvaje. Pero la verdad, ¿quién podría haberse resistido con Kim Basinger en frente?
Sin City: En estos años de madurez y resaca, Rourke parece renacer. Eso es lo que anuanciaban al menos sus pequeñas apariciones en Buffalo 66, The Pledge, y esta versión de los bajos fondos a cargo de Frank Miller. Las peripercias de Marv eran apasionantes, de hecho lo mejor de esta extraña película.
La yapa:
Hero: Siempre he pensado que los videos de Enrique Iglesias estan entre los mas cheesiest (huachafos) de la música pop. Así incluyan a Jennifer Love Hewitt y bueno, aparte de ella, el video no tiene mayor interés (la historia es por demás un mal remedo de Bonnie and Clyde). Pero ahí no queda la cosa, de la nada, hace su aparición Mickey Rourke en el papel del bad guy, algo no muy ajeno a su historial fílmico. Pero valgan verdades, su papel es lo único decente y creíble de esta joyita de video. Chequeen la escena en la cual Iglesias se enfrenta a Rourke, es de antología, ¡¡¡¡quién en su sano juicio le da una bofetada al más malo de los malos!!!! solo alguien como Enriquito. (Johan Tábori).
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