Esta mañana falleció uno de los autores más entrañables de la narrativa estadounidense de las últimas décadas. Refugiado buen tiempo en su hogar de Beverly Farms, Massachusetts, John Updike sucumbió finalmente ante el cáncer de pulmón que venía padeciendo. Hombre inclinado por las sátiras y las críticas a la clase media de su país, siempre se las arregló para mantenerse vigente, tocando los temas más urticantes de la actualidad. A pesar de ello siempre se le recordará por dos particulares momentos de su carrera.
Uno fue casi al comienzo, cuando entregó la primera de sus varias novelas sobre Rabbit Angstrom. En Rabbit, Run, con ese inolvidable personaje se fueron descubriendo (cada vez más en las siguentes partes) los alcances de su partícular forma de ver ese mundo de vecinadarios llenos de doble moral, apenas alterados por la peculiar forma en la que el protagonista manifestaba su rebeldía. Ese acercamiento tildado simplemente de «realista» por muchos, se vería transformado en los años ’80 con la publicación de la existosa Las brujas de Eastwick. El universo clasemediero era tan personal aún cuando vagara por ella la figura del mismísimo demonio cumpliendo, a su manera, todos los deseos de sus vecinos.
Precisamente fueron estas dos novelas las que llegaron al cine en tiempos y tonos distintos. A decir verdad ninguna le hizo justicia a las obras originales. Rabbit, Run,estrenada en 1970, es una película difícil de hallar ultimamente. Dirigida por Jack Smight, esta versión del libro es un melodrma directo y de pretendido tono nostálgico. Ahí se destacaban especialmente las actuaciones de James Caan (emergente luego de The Rain People) y Carrie Snodgress como Rabbit y su esposa Janice respectivamente. Mucho más vistoso pero incluso menos logrado fue el difícil intento de llevar Las brujas de Eastwick a la pantalla. El australiano George Miller de todas formas se apuntó un gran éxito en Hollywood gracias a la moda todavía caliente del libro, además de contar con un reparto estelar: Jack Nicholson y Cher al lado de las emergentes Susan Sarandon y Michelle Pfeiffer. Era una película irregular y caótica, con solo pocos momentos en los que se delataba el ambiente hipócrita y las ironías de Updike para retratarlo. En todo caso quedan como una especie de necesario testamento para el gran escritor. Los dejamos finalmente con un momento de esta última película en la que las brujas novatas convocan a su príncipe encantado:
(Vía The Guardian)
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