Camerún: Un país sin salas de cine

Caso realmente triste, pero que habla de la realidad de la actividad cinematográfica en su expresión más pura y dura. Camerún, república del África occidental, la región más próspera del continente, se ha convertido desde la semana pasada en un país sin salas de exhibición fílmica comercial. La última en ser clausurada ha sido la llamada El Wuri, ubicada en la ciudad de Duala.

En tiempo relativamente corto, los exhibidores han ido retrocediendo ante la competencia del video casero y la televisión. Conforme se han ido expandiendo tanto el mercado pirata como la exhibición de las más recientes series de calidad superior a las de años atrás, los cines fueron perdiendo clientes. Lo cual también hizo imposible la presentación de una cartelera atractiva. Para darse una idea, la última película que se estuvo proyectando en el país fue No te lleves a mi hija, aquel melodrama que en 1991 protagonizó Sally Field como la madre que ingresa e intenta huir de Irán y su marido árabe interpretado por Alfred Molina. Una producción que muchos habremos visto repetidamente en televisión de señal abierta.

Curiosamente, Camerún, al igual que otras naciones de la franja centro-occidental de África, han sido los más beneficiados por las políticas de apoyo cultural brindadas por Francia. Basta con mencionar el desarrollo de la actividad de producción fílmica en Senegal, Nigeria, Malí, o Burkina Faso. Ahora, los únicos lugares donde se puede ver exhibiciones cinematográficas en Camerún son las salas del Centro Cultural Francés, que tampoco se encuentra en actividad todo el año, desde hace algunas temporadas.

Otro dato preocupante es que el propio Ministerio de Cultura de Camerún no ha prestado atención a las críticas y diversos reclamos por este triste suceso que reduce el acceso a diversas manifestaciones intelectuales, esto incluye por supuesto a los filmes de los directores nacionales. De continuar esta situación, los interesados correrán la misma suerte que el público de Arabia Saudita que durante décadas ha tenido que movilizarse hacia países vecinos para poder apreciar parte de la cinematografía más importante que se hace en estos días.

(Vía El Comercio)