Dir. Zack Snyder | 163 min. | EEUU – Reino Unido – Canada
Intérpretes: Malin Akerman (Laurie Jupiter / Espectro de Seda II), Billy Crudup (Dr. Manhattan / Jon Osterman), Matthew Goode (Adrian Veidt / Ozymandias), Jackie Earle Haley (Walter Kovacs / Rorschach), Jeffrey Dean Morgan (Edward Blake / El Comediante), Patrick Wilson (Dan Dreiberg / Búho Nocturno II), Carla Gugino (Sally Jupiter / Espectro de Seda), Matt Frewer (Edgar Jacobi / Moloch), Stephen McHattie (Hollis Mason / Búho Nocturno), Laura Mennell (Janey Slater), Robert Wisden (Richard Nixon), Jerry Wasserman (Detective Fine), Don Thompson (Detective Gallagher)
Estreno en Perú: 05 de marzo de 2009
Estreno en España: 06 de marzo de 2009
Es curioso lo que ocurre con la novela gráfica o cómic y el medio fílmico, hay un continuo desencuentro, una insatisfacción permanente entre fans de ambos bandos con respecto a la historia de papel tratada en un continuo campo abonado a la investigación cinematográfica. Son dos medios que se quieren amar, pero no pueden convivir juntos. Los fans del mundo cómic son masónicamente leales, haciendo gala de un ardor defensivo que ya quisieran los paladines de los derechos sociales. Utilizando la técnica de pantalla azul que ya usara con 300, Snyder ha trasladado a otra dimensión, como agarrados de la mano del Dr. Manhattan, a todos los habitantes de un alternativo New York ochenteno, tal que un post-Vietnam triunfal y comandado por un Nixon que se repite en el poder una y otra vez, junto a sus vigilantes, (los Minutemen y sus sucesores los Watchmen) teletransportándolos del papel al celuloide.
La gran broma
Es curioso lo que ocurre con la novela gráfica o cómic y el medio fílmico, hay un continuo desencuentro, una insatisfacción permanente entre fans de ambos bandos con respecto a la historia de papel tratada en un continuo campo abonado a la investigación cinematográfica. Son dos medios que se quieren amar, pero no pueden convivir juntos. Los fans del mundo cómic son masónicamente leales, haciendo gala de un ardor defensivo que ya quisieran los paladines de los derechos sociales. Uno de los Señores del género es indiscutiblemente un personaje muy peludo y muy particular, Alan Moore. Y uno de sus trabajos más exitosos es una novela gráfica concebida para no ser adaptada al celuloide -según sus intenciones-, me refiero a la media docena de vigilantes con poderes que se toman la justicia por su mano, en connivencia con las autoridades, hablo de los Watchmen. A pesar de la obstinación de Moore para que no malogren otra de sus obras, como ya hicieron con V de Vendetta, o La Liga de los hombres extraordinarios, hay empecinados que no se bajan del burro, y erre que erre quieren dar la nota en la historia del cine, me refiero al arriesgado hijo de la imagen, Zack Snyder.
Utilizando la técnica de pantalla azul que ya usara con 300, Snyder ha trasladado a otra dimensión, como agarrados de la mano del Dr. Manhattan, a todos los habitantes de un alternativo New York ochenteno, tal que un post-Vietnam triunfal y comandado por un Nixon que se repite en el poder una y otra vez, junto a sus vigilantes, (los Minutemen y sus sucesores los Watchmen) teletransportándolos del papel al celuloide.
La buena noticia es que con un vigoroso comienzo, Watchmen poco tiene que ver con las películas de superhéroes al uso, al menos al uso hasta que empezó el reciclaje oscuro y fatalista al que han sido sometidos, transformación que ya empezó lentamente con el Batman más oscuro. La mala noticia es que a nuestro trasero le salen chispas después de tres horas de butaca. Pobre Nixon, conseguir la ambición de ser Presidente para ser, posteriormente, la rechifla de relleno de filme que se precie. El realizador de Wisconsin vuelve a dejar su atrayente firma en cuanto al cocinado de asombrosas imágenes, con algunos puntos álgidos realmente brillantes, todos ellos contenidos en los dos super-trailers confeccionados para dar una publicidad antojadizamente adelantada.
Como dicen algunos críticos, en el tema superhéroes dos son compañía, pero tres o más, (en este caso media docena) son multitud. Y esto lleva a cuestionarse donde colocar la trama principal, ¿quién la puede sostener?, ¿guiar?. Para ello Snyder y sus guionistas han puesto al que mejor puede concentrar un creíble oficio de actor, Jackie Earle Haley (Little Children, Todd Field) en el papel de Rorschach, el psicópata enmascarado con una especie de calcetín a manchas movedizas. El resto de sus compinches resultan demasiado rígidos, insípidos e inanes, de los que quizá sobresalga Patrick Wilson como Búho nocturno, encerrado en su propio miedo a…¿tal vez ser denunciado por plagio por Bruce Wayne?.
Cuando ya el grupo de vigilantes va cada uno por su lado, ocurre un inesperado infortunio (no tan sorprendente para la propia víctima). Uno de los vigilantes, el Comediante, llamado Eddie Blake (Jeffrey Dean Morgan) -un tipo de mucho cuidado, único componente del grupo precedente de los Minutemen-, es asesinado en una noche se solitario recogimiento. Sí, son superhéroes que pueden morir. Ya no están unidos contra el crimen, ni trabajan para el gobierno, solo Rorschach continua su misión, además de Ozymandias (Matthew Goode), el hombre más inteligente del planeta, que ha conseguido montar todo un próspero negocio de su condición especial. Sospechando que el asesinato del Comediante esconde la intención de seguir matando a los demás vigilantes, Rorschach lleva a cabo su propia investigación, al margen de la ley.
No podía faltar el guía espiritual del grupo, por llamarlo de alguna forma, un semidiós que pulula desnudo en un tono de intenso añil, pero no se hagan ilusiones pues apenas podemos apreciar sus encantos íntimos. Hablo del Dr. Manhattan (Billy Crudup), que más parece una porno-star con nuevas modalidades de multiplicidad en la cama. Vean, vean y aprendan algunos.
¿Qué falta en la banda?. Naturalmente la chica, (Laurie/Malin Akerman). Mejor dicho, hay varias, y vaya piezas. Llegados a este punto, me escuece el tema, sinceramente. ¿Qué carajo les pasa por la cabeza a los superealizadores y dibujantes estrambótico-raritos? ¿Es que no son capaces que perfilar una figura femenina más humana, más inteligible, ética y moralmente humana, sin los acordes de una supermodelo, o alcohólica deseando que la violen? Un poco de por favor. Misoginia en estado puro.
Watchmen se pretende ambiciosamente satírica en lo políticamente correcto. Para ser justos, puede que la chavalada se vea necesitada de incubar nuevos postulados conspirativos de videojuego, resolviéndolos a lo nazi: limpieza de los desagradables. Al resto nos deja un poco fríos.
En fin, tómenselo con humor así como la suscribe, y disfruten de la ingeniería visual, de la mecánica de diseño de Snyder, y su ojo al detalle, como esa habitación con el número 300 donde se encuentra el Comediante en su noche fatídica, las figuras de John F. Kennedy, Andy Warhol, o la famosa fotógrafa Annie Leibovitz, pululando por la escena, o la voz de Dylan junto a una ecléctica banda sonora.
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