Audrey Hepburn: la princesa que quería vivir


Audrey HepburnSi el cáncer no se la hubiese llevado en 1993, Audrey Hepburn estaría celebrando 80 años hoy. Nacida el 4 de mayo de 1929, la recordada estrella dejó identificados con su rostro a varios personajes del imaginario cinematográfico como Sabrina Fairchild en la película de Billy Wilder; Holly Golightly en la hermosa Desayuno en Tiffany’s; Eliza Doolittle en Mi bella dama; y hasta la Natasha de Tolstoi en la versión de La guerra y la paz que dirigió King Vidor.

Tal vez sea una de las pocas actrices que cayeron bien a todos los públicos posibles, incluyendo a los más exigentes que podrían haberle exigido algo más que comedias románticas. Pero como parte de una época tan especial, a Audrey le tocaron películas particularmente interesantes en los que el típico rol de la chica fresa comenzaba a ser no tan sutilmente cuestionado. Desde su oscarizado papel en Roman Holiday, la actriz impuso su natural encanto y delicadeza en las creaciones de los cineastas más pícaros como Stanley Donen, Blake Edwards y ni qué decir del propio Wilder. Era la heredera de las heroínas de la comedia dramática, que comenzó a transitar por ficciones donde el llanto y la decepción estaban latentes hasta en aquellos lujosos ambientes donde se movía con gracia.

El punto de quiebre en su carrera ocurrió en 1968, luego de protagonizar Wait Until Dark, un filme de suspenso que coincidió con un difícil momento sentimental. Luego de esta película, Audrey decidió retirarse del cine, al que sólo volvió en contadas ocasiones, como en la extraordinaria Robin y Marian, al lado de Sean Connery. Sea pues motivo para volver sobre esa princesa del cine con un puñado de fragmentos de su trayectoria:

Roman Holiday: La película que convirtió a Audrey en estrella. Desde aquí se acuña la dulzura de su leyenda en la figura de la princesa Ann, la suma de aquellos personajes de cuentos de hadas que encuentran el peligro y el amor por causa de azar. Sólo que la monarca habita el siglo XX y en él no sólo debe soportar aburridas obligaciones, sino también una nueva especie que amenaza su tranquilidad: los paparazzi. Roma, el escenario de futuras dolce vitas, se convierte en el lugar perfecto para vacacionar y meditar a la vez.

Charada: Cine de suspenso o comedia de situaciones, o las dos por el mismo precio. La maestría de Stanley Donen hace lucir a una Hepburn en su punto, corriendo y coqueteando con el incierto personaje de Cary Grant. Se dirá que antes había sido Hitchcock el mejor realizador de intrigas sofisticadas, pero Donen y Hepburn, al lado de Grant, consiguen decir lo suyo en el género.

Robin y Marian: Película de aventuras extraña, crepuscular, romántica. Antes de que el viejo Clint fuera viejo, Richard Lester se planteó la pregunta. ¿Qué fue lo que pasó cuando la leyenda terminó? Y los personajes escogidos para tratar de responder a esta incógnita fueron Robin Hood y su amada eterna interpretada por Audrey en un breve y significativo regreso después de muchos años de modesta existencia. Tal vez ello contribuye a la distante, pero lírica, proyección de ese amor de madurez.

Always: Le cupo al todopoderoso Steven Spielberg el haber sido el director de la última película, o mejor dicho, la última escena que rodó Audrey Hepburn para el cine. Como bien se ha dicho antes, esta cinta se salva del olvido sólo por su atinado homenaje a la mitología de la actriz. El rostro bello y tierno en un mundo alterno y celestial, cálido y hasta reconocible.


2 respuestas

  1. Avatar de Jorge Esponda
    Jorge Esponda

    Cierto Rubén, corrección realizada.

    Slds.

  2. Avatar de Rubén
    Rubén

    Un pequeño detalle: Audrey Hepburn falleció en 1993, no en 1992.

    Saludos.

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