Flawless
Dir. Michael Radford | 108 min. | Reino Unido – Luxemburgo
Intérpretes: Demi Moore (Laura Quinn), Michael Caine (Mr. Hobbs), Lambert Wilson (Finch), Nathaniel Parker (Oliver ‘Ollie’ Ashtoncroft), Shaughan Seymour (Eaton), Nicholas Jones (Jameson), David Barras (Fenton), Joss Ackland (Sir Milton Kendrick Ashtoncroft), Silas Carson (Reece), Derren Nesbitt (Sir Clifton Sinclair), Rosalind March (Penelope), Kevan Willis (Lewis), Stanley Townsend ( Henry)
Estreno en el Perú: 7 de mayo de 2009
El robo perfecto suena menos grave que el crimen perfecto, sobre todo cuando es ejecutado por justificadas motivaciones políticas y personales. Este parece ser del caso de Un plan brillante, excelente thriller dentro de la mejor tradición de las películas de suspenso británicas, el cual gira en torno a un robo minuciosamente planificado y ejecutado en la empresa monopólica de diamantes en el Reino Unido. Pero esta vuelta a los 60 no afecta sólo a la ambientación, sino también al estilo del policial, el cual revive ante nuestros ojos. Así, el director Michael Radford no recurre a la violencia física, persecuciones espectaculares, alardes tecnológicos ni efectos especiales. En cambio, hay un manejo soberbio de la lógica del género policial, que no se limita a una buena intriga, sino que además la reviste con temáticas actuales; con lo cual elude el esquema abstracto y cuasi matemático de películas basadas en obras de Agatha Christie o de Sherlock Holmes, el personaje de Arthur Conan Doyle.
El robo perfecto suena menos grave que el crimen perfecto, sobre todo cuando es ejecutado por justificadas motivaciones políticas y personales. Este parece ser del caso de Un plan brillante, excelente thriller dentro de la mejor tradición de las películas de suspenso británicas, el cual gira en torno a un robo minuciosamente planificado y ejecutado en la empresa monopólica de diamantes en el Reino Unido. El filme está ambientado en los años sesenta, en la City de Londres –aunque, en realidad, el rodaje no fue en la capital inglesa sino…. ¡en Luxemburgo!– y la ambientación resulta adecuada para esta trama.
Pero esta vuelta a los 60 no afecta sólo a la ambientación, sino también al estilo del policial, el cual revive ante nuestros ojos. Así, el director Michael Radford no recurre a la violencia física, persecuciones espectaculares, alardes tecnológicos ni efectos especiales. En cambio, hay un manejo soberbio de la lógica del género policial, que no se limita a una buena intriga, sino que además la reviste con temáticas actuales; con lo cual elude el esquema abstracto y cuasi matemático de películas basadas en obras de Agatha Christie o de Sherlock Holmes, el personaje de Arthur Conan Doyle. Temáticas actuales y temas de aquella época también, para enmascarar una trama que mantiene al espectador en suspenso y saboreando un par de buenas sorpresas que nos conducirán a un desenlace más trascendente.
El filme tiene un prólogo y un epílogo, en medio de los cuales transcurre un extenso raconto (es decir, que casi la totalidad del relato transcurre en el pasado). Este enmarcamiento es, cinematográficamente, muy interesante. El inicio lo constituyen planos de detalle de la explotación de diamantes, mientras que en la secuencia final, la protagonista se libera de las ataduras del mundo de los negocios y desarrolla toda una vida que ella nunca pensó que existiera y con una motivación social importante.
Entonces hay –desde el punto de vista ideológico– como una equidistancia, un cierto paralelo entre una situación inicial y una situación final.
Como hemos anotado más arriba, el filme está muy bien armado. No sólo se centra en las motivaciones y acciones –más evidentes– de la alta funcionaria de la firma, Laura Quinn, sino también en las del humilde y viejo barrendero y plomero, el Sr. Hobbs. El guión pareciera privilegiar las motivaciones de la primera antes que las del segundo, pero luego –en la segunda parte de la cinta, cuando ya ha ocurrido el hecho–, las intenciones del segundo pasan a un primer plano para mantener tanto el interés como el suspenso hasta un desenlace elaborada para satisfacer las buenas conciencias. Esta sabia regulación entre la información ofrecida en cada caso, da una mayor densidad al relato y constituye el punto fuerte del guión.
Adicionalmente, el filme tiene otro tipo de componentes. En primer lugar, la protagonista femenina es presentada probablemente como la única alta ejecutiva que existía en el exclusivo mundo masculino de los negocios en el Reino Unido; situación reinante prácticamente hasta comienzos de los años 70. Mientras que Un plan brillante transcurre en los 60. En este contexto, sus motivaciones no son solamente individuales (víctima de envidias), sino también por un problema de género, de marginación en un espacio dominado casi totalmente por varones. Y el otro personaje también tiene sus propias motivaciones, que inicialmente aparecen como políticas, en el contexto de la guerra fría de entonces; pero que luego se revelarán como una venganza personal (y también política), pero en otro contexto; este último, vigente tanto en aquella época como actualmente.
En consecuencia, estos dos elementos enriquecen el esquema, por otro lado brillante, del guión, y le dan una dimensión distinta, más relacionada con el mundo real y con situaciones que se hubieran podido dar o que existen en la actualidad. Pese a esta ventaja, la cinta que comentamos no alcanza el nivel de maestría de Unas Vacaciones Diferentes (Escondidos en Brujas) –con todo su despliegue visual y mayor desarrollo dramático (léase, más personajes e historias)–, pero se le aproxima bastante. Posiblemente (y también) por las actuaciones. Demy Moore y Michael Caine desarrollan un excelente trabajo –al igual que el resto del casting– y logran una caracterización muy lograda de sus personajes; lo cual añade otro elemento de disfrute para el público. En suma, por forma, contenido y el mismo plan del golpe que se muestra, estamos ante una película impecable, como lo indica su nombre original: Flawless.
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