La presencia del cineasta austríaco en el festival siempre suele ser discreta a despecho de las reacciones que provocan sus películas. Se puede decir que es una de esas verdaderas estrellas de un evento como este. Fiel a su digamos, rutina, Michael Haneke se dio su vuelta esta manaña para el estreno de su nuevo opus Das weiße Band (La cinta blanca, The White Ribbon). Pero esta vez no lo hizo acompañado de los intérpretes consagrados que habitualmente protagonizan sus películas, sino por los jóvenes que dan vida a los extraños héroes y villanos de este último trabajo rodado en blanco y negro, en el que el director se remonta hasta una aldea alemana de principios del siglo XX. Los espectadores del film se han encontrado con una visión sobre la semilla del totalitarismo.
«Todas mis películas hablan de la violencia, reflexionan sobre su representación. Los principios absolutos son, en sí mismos, inhumanos y, en ocasiones, se traducen en terrorismo, pero no por ser Alemania estoy hablando de fascismo. Es un problema que nos atañe a todos», dijo hoy en rueda de prensa el director. Este nuevo laboratorio ideológico ha sido aplaudido y puesto como otra de las opciones más claras para obtener el máximo premio de Cannes. A continuación los dejamos con algunas reseñas que han comenzado a publicarse sobre este esperada realización.
Dave Calhoun de Time Out escribe:
Por momentos, al inicio de la última cinta de Michael Haneke -que es una parábola de ideas sociales y políticas en una aldea del norte alemán entre 1913 y 1914- te preguntas ¿qué es lo que estás viendo? ¿cómo es que esas partes aparentemente dispares se llegan a entrelazar y consiguen un significado? Más que nunca la estrategia del director resiste la entrega de respuestas. Una vez que el filme va concluyendo, debes estar preguntándote tanto como al principio: ¿por qué estamos viendo a esta gente? ¿por qué se comportan como lo hacen? ¿quién esta detrás de la serie de crímenes que ellos sufren? Pero, para entonces, ya has presenciado un retrato muy rico y muy detallado de relaciones y comportamientos que sientes haber ganado en el entendimiento de esta gente. Una vez más Haneke usa un misterio para disparar ideas sobre temas mucho más grandes que solo la superficie de la historia por si misma podría sugerir.
Mike Goodridge de Screen Daily no es menos entusiasta:
Cuando está en la cima de su forma artística y en control de su material Michael Haneke es difícil de igualar. Así es como luce en Das weiße Band, un tapicería de malicia e intriga meticulosamente cosntruída y precisamente modulada. Es un trabajo detallista lleno de un siniestro trasfondo…La película trabaja varios niveles: como una historia de hipocresía adulta y sus consecuencia en los niños, como un retrato de una comunidad patriarcal, y como una observación de como la Alemania del siglo XX fue forjada…Por supuesto, siendo Haneke, aquí no hay lugar para algo simple como una revelación de culpabilidades. En su lugar, presenta las tensiones y métodos de una castrófica represión…Los aldeanos de la película deben ser el ensamblaje de personajes más perturbador que hayan surgido de la mente de un cineasta en años. Crueldad, injusticia, desenfreno, todo esto está en esta villa de Haneke…Algunos espectadores seguramente se estremecerán hasta el desagrado…Pero no todo es directo o explícito como puede parecer en los momentos fuertes. La posibilidad que los niños del film se conviertan a si mismos en los monstruos, trae implicaciones sobre los eventos que ocurrirían en Alemania los siguientes 30 años.
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