The Imaginarium of Doctor Parnassus se convirtió en otra de las películas más llamativas del festival, no solo por la presencia de Terry Gilliam, sino por la gran expectativa que genera el ver al finado Heath Ledger en su última actuación. Otro de los trágicos sucesos, que se cuentan dentro de los famosos rodajes del loco Gilliam, fue la muerte del conocido intérprete que dejó incompleta su participación en el film. Todo este tema no pudo ser evitado cuando en la misma película Tony, el personaje de Ledger, aparece en pantalla colgado de un puente. «No hemos cambiado ni una línea del guión, ni las alusiones a morir joven, ni nada. Era la película que Heath quería hacer y así la hemos terminado», fue lo que comentó Gilliam al respecto de este momento que, para muchos de los que abarrotaron la sala, lució como una provocación.
El director apareció en la alfombra roja acompañado de algunos de sus actores, entre ellos el conocido Verne «Mini Me» Troyer. No estuvieron en cambio, los famosos que socorrieron insólitamente a Gilliam con el inconcluso papel de Tony: Johnny Depp, Jude Law, Colin Farrell. Tampoco asomó Tom Waits, que ha sido la presencia más celebrada del film en su papel de diablo. «Le ofrecí hacer de demonio y aceptó sin leer el guión. Él es el más grande poeta americano vivo», asegura Gilliam. El público aplaudió al concluir la función, pero la crítica parece estar menos satisfecha con esta nueva extravagancia del barroco cineasta.
Peter Bradshaw de The Guardian es inclemente:
Heath Ledger brinda un punto conmovedor en la demente, dulzona y autoindulgente, nueva fantasía de Terry Gilliam. The Imaginarium of Doctor Parnassus, está presentándose fuera de concurso en Cannes…Cuando Gilliam presenta su mundo de maravillas surreales, la película tiene una especie de cualidad etérea como espectáculo y entretenimiento. Los momentos cuando el rostro de Plummer surge enorme fuera del alucinatorio mundo escapista es notable, una especie de recuerdo de la vieja magia de Monty Python. Pero el los complicados adornos llegan a cansar, insisten demasiado en que «tan imaginativo es todo». Y cuando desciende al mundo real…francamente la película puede ser aburridísima… la película anterior de Gilliam, Tideland, mostraba que él aún tiene los colmillos afilados y ocasionalmente los muestra aquí… Pero esta cinta, es demasiado amable, tal vez solo para fanáticos.
(Vía El País)
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