Terminator Salvation (2009)

Dir. McG | 130 min. | EEUU

Intérpretes: Christian Bale (John Connor), Sam Worthington (Marcus Wright), Anton Yelchin (Kyle Reese), Bryce Dallas Howard (Kate Connor), Michael Ironside (General Ashdown), Helena Bonham Carter (Serena Kogen).

Estreno en Perú: 4 de junio 2009

Terminator es sin duda la saga de películas tecnofóbicas por excelencia. Desde su primera entrega uno puede sentir la pesadilla de luchar en las peores condiciones contra algo que no sólo es resistente y persistente, sino inteligente, que se anticipa a casi todos sus movimientos. Las debilidades de la humanidad, tanto morales como físicas, son expuestas cuando se enfrenta a un enemigo superior, resaltado por la atmósfera del universo Terminator; sus parajes post apocalípticos, aquellos ghettos de la resistencia en condiciones infrahumanas, sobrevivientes a la hecatombe nuclear de Skynet, las noches iluminadas por los láser de los cazadores, los T-800 disparando mientras aplastan un cráneo humano de ese osario interminable en el que se ha convertido la tierra.

Esa es la principal premisa para la necesidad del arquetipo mesiánico, aquel que no sólo tiene las respuestas, sino el coraje de ponerse al hombro una lucha que no se sabe si ganará.
En Terminator Salvation se plantean 2 cuestiones filosóficas (y hasta teológicas) de forma explícita: ¿Merece la humanidad otra oportunidad? y ¿Qué es ser humano? Una de las particularidades del Terminator es que sigue órdenes fríamente. Todas sus decisiones son a base de cálculos y formulas, por lo tanto el error es sólo un factor humano. En las frías maquinaciones de Skynet no hay maldad, los humanos se han ganado por cuenta propia la condición de especie prescindible y exterminable.

A diferencia de Matrix, con su propio Mesías esquivando balas o deteniéndolas por algún poder ultraterreno, Los humanos de Terminator son vulnerables, por tanto no sólo necesitan un mesías, sino de un protector del mesías. Ahí se resuelve que la cuestión humana no es sólo una condición física (Recordar a Sarah Connor mencionando las virtudes de un hipotético padre Terminator de su hijo John en Terminator 2: Judgement day) pues a estas alturas, la máquina y el hombre están íntima e inseparablemente asociados. Eso está muy claro en esta nueva entrega. La redención de un criminal condenado a muerte es la segunda oportunidad de la especie humana, explotando ese convencionalismo de encontrar el bien donde menos se espera.

Lo implícito es ¿Cómo se llegó a esta situación? ¿Cómo la creación se vuelve contra el creador? Meditamos sobre la maldad inherente del hombre, su despegada forma de extirpar lo que no le gusta o conviene, sus vacíos morales ante circunstancias que el mismo se crea, su desinterés por el progreso sostenible, su desprecio por la adaptación optando por la modificación de la naturaleza, lo absurdo de su civilización en base a la tecnología bélica y el hegemonismo militar, de los modelos absolutistas que sirven de referente a Skynet y su nuevo orden en base al exterminio. Otro asunto es cuánto influencia en el futuro un hecho al parecer insignificante del pasado. En Terminator estos estados de tiempo son alterados constantemente, pero siempre dejando el concepto del destino como timón absoluto de los acontecimientos.

Lo novedoso de esta nueva entrega de la saga Terminator es que se ha renunciado al excesivo uso de efectos visuales, o al menos se ha reducido a lo necesario, pues en la anterior era inevitable esbozar sonrisas ante el inverosímil y fallido uso de recursos digitales, que fueron el punto fuerte de la segunda, dirigida por James Cameron, y que ya es un clásico del cine fantástico.

Este acierto es lo más rescatable de la película, pues busca un realismo más polvoriento, permitiendo un mejor despliegue de la historia, que cumple en su estructura y construcción, dejando espacio para un regular desempeño de Christian Bale, quien a pesar de los polémicos momentos durante el rodaje, ha dejado en claro que es un experto para las secuelas heridas (como en el caso de Batman). En el aspecto técnico es difícil reprocharle algo a una película con un presupuesto de esta magnitud; tanto la fotografía, la banda sonora, así como el tratamiento de las locaciones, con explosiones y persecuciones vertiginosas, son efectivas, pero hasta ahí llega.

Terminator Salvation cumple con reivindicar la franquicia, pero sin alcanzar a ser una gran película. El director McG (Joseph McGinty Nichol), responsable de Los Ángeles de Charlie y un puñado de videoclips, aparentemente tendrá un tibio despegue, pues todo indica que romperá récords de taquilla, al igual que Darknight, aunque sin llegar a la genialidad de esta (Jonathan Nolan está muy ligado al guión de la película), y ya se anuncia otra secuela, tratando de cerrar el círculo de la guerra contra las máquinas. Será difícil que se descuide una franquicia de esta magnitud, a decir por la línea de la producción, y sobre todo por experiencias parecidas (véase Matrix), por lo que esperaremos algo más, por el bien de la humanidad.