El director inglés se encuentra inmerso hace bueno tiempo en un exacerbado barroquismo que intenta aproximar sus producciones cinematográficas a las reflexiones y recargadas dimensiones de los trabajos e instalaciones multimedia que suele desarrollar en distintas partes del mundo. En esta edición de la Mostra, el controvertido Greenaway dará a conocer, en la sección Horizontes, The Marriage, un mediometraje de 40 minutos que presenta otra personal visión sobre la pintura y el cine.
En ella se narra parte de lo que ha estado presentando desde junio en su muestra Nine Classic Paintings, que pasa revista a un puñado de obras maestras y sus potenciales en la galaxia de referencias audiovisuales de hoy en día. La historia de la película se concentra en Las bodas de Caná, de Paolo Veronese. Así, los espectadores serán transportados a la Venecia del siglo XVI, para conocer cómo Pietro Aretino, retó a su amigo Veronese a pintar las bodas de Cristo con María Magdalena. Sin embargo, cuando un grupo de cardenales contrarreformistas torturaron y condenaron a Aretino por inmoralidad, Veronese se vio obligado a convertir las sacrílegas nupcias de Cristo en las fastuosas Bodas de Caná, que actualmente se expone en el Museo de Louvre.
El propio Greenaway reflexiona sobre el proyecto:
Me fascina el arte barroco, porque sus grandes intérpretes, Caravaggio, Velázquez, Rubens y Rembrandt, fueron los primeros, que simultáneamente y desde distintos países, empezaron a experimentar con la representación del mundo bajo la luz artificial y la luz artificial es la principal herramienta del cineasta.
Hay parte de fantasía, pero también mucha historia. San Juan describe con detalles el matrimonio de Cristo. La amistad entre Pietro Aretino y los artistas de su época, incluido Veronese, está ampliamente documentada. También es histórica la represión que sufrieron los artistas a raíz del Concilio de Trento
Yo estudié para ser pintor y sólo por una serie de accidentes me convertí en cineasta. Durante toda mi vida he intentado trasladar la pintura a las películas, persiguiendo un diálogo entre estos dos lenguajes. Es increíble lo reducido que es el vocabulario de la imagen en comparación al del texto y el del cine en relación a la pintura. El arte occidental tiene 8.000 años de historia y el cine sólo 114 miserables años… no hay comparación
La intención de este proyecto es reconsiderar la pintura en términos cinematográficos, trabajando sobre el claroscuro, reordenando la paleta de colores, explorando la perspectiva y el espacio y creando nociones de movimiento. Queremos continuar con Velázquez, Picasso, Seurat, Monet, Pollock y Miguel Ángel, pero hay mucha resistencia desde el ámbito académico, los historiadores del arte suelen oponerse al uso de nuevos vocabularios
A continuación tienen un extracto de su obra en multimedia. Nos da algunas pistas sobre lo que será la película misma:
(Vía El País)
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