Una de las películas que más llamaban la atención, dentro de la sección oficial, era Bad Lieutenant: Port of Call New Orleans, la cinta que dirige el alemán Werner Herzog en base al extraño policial de Abel Ferrara de 1992. El director y sus actores Nicolas Cage y Eva Mendes fueron los que se presentaron en el festival. Pero al concluir la función las opiniones terminaron divididas. El saldo negativo es el que gana según la mayoría de la prensa internacional. Mucho rechazan lo convencional que resulta la película, a pesar de las buscadas originalidades, por parte de Herzog. Solo se ha destacado el arriesgado desempeño de Cage en el papel principal. Dicho sea de paso, para mañana se ha programado una función sorpresa dentro de la sección oficial. Al parecer se trataría de la presentación de la otra película que el cineasta ha rodado este año: My Son, My Son, What Have Ye Done. A continuación los dejamos con un par de reseñas que dan cuenta de la discusión abierta tras la función de hoy día.
En Screen Daily, esta vez Mike Goodridge nos dice:
Decir que Bad Lieutenant: Port Of Call Orleans es un remake de la película de Abel Ferrara de 1992, no es estrictamente la verdad. El guionista William Finkelstein se ha limitado a tomar el personaje del policía torcido y podrido en drogas, traslandándolo a la Nueva Orleáns después del huracán Katrina y creando una nueva historia en torno a él. Pero lo que hace que esta película realmente diferente es el tono único introducido por el director Werner Herzog. En lugar del extremo y difícil retrato de autodestrucción que hacía Ferrara, tenemos aquí humor absurdo, un toque surrealista y una perspectiva optimista y una mirada casi dulce en medio de la inmoralidad y la miseria.
Cage, encorvado como otro de los monstruos Herzog, Nosferatu, es muy entretenido de ver como Terence McDonagh poniéndose cada vez nervioso, insomne y narcotizado, durante el transcurso de la investigación. A pesar del amplio reparto, es realmente él quien hace el espectáculo, una variante enérgica de otras actuaciones suyasen Bringing Out the Dead o 8mm.
Curiosamente Herzog no conseguir algo como eso de la propia Nueva Orleans. La ciudad nunca ha parecido tan triste, sin sol y carente de personalidad, y la cámara de Peter Zeitlinger filma como un documental. Afortunadamente, los momentos de locura inspirada en Herzog – alucinaciones McDonagh con iguanas y el baile de un hombre muerto a ritmo de soul- añaden algún atractivo visual.
Pero David Jenkins de Time Out afirma a su vez:
¿Has oído el uno sobre el maverick alemán, que firmó para hacer el remake de un conocido filme policial y existencial norteamericano y la convirtió en una congestionada, y ridículamente complaciente cinta de serie B? La curiosa vuelta que hace Werner Herzog de Bad Lieutenant de Abel Ferrara tuvo su estreno en el Festival de Cine de Venecia, esta mañana, y cuando las cortinas bajaron, se produjo el tenue sonido de los primeros abucheos oídos en medio de aplausos corteses, al estilo de los de un partido de cricket.
Desde luego no es una película terrible, pero tienes la sensación de que si no estuviera adjuntado el nombre de Herzog, iría a parar directamente al DVD. Fragmentos y motivos del original (que irónicamente Herzog afirmó que no había visto) se mantienen, pero en su mayor parte, se trata de un thriller muy convencional: imaginen una aguada versión de Aguirre: la Ira de Dios, cruzada con Día de entrenamiento. Se acabaron los dolores agudos de la desesperación católica ó las largas escenas de Harvey Keitel desnudo y llorando delante de un espejo. En su lugar, tenemos a Nicolas Cage cacareo maniáticamente, haciendo alarde de su «pipa de la suerte» y alucinaciones con iguanas y bailarines. La redención es estrictamente fuera del menú.
El desarrollo es lento y rígido. Las generalidades se imponen en el tratamiento y el monótono trabajo de cámara, de esos que se encuentran en cualquier programa de televisión barato sobre procedimientos policiales. Incluso el subtexto político, potencialmente rico, sobre el contexto post-Katrina en Nueva Orleans se siente solo a tientas. La película sólo se mueve en los reinos de la brillantez de excéntrica en una ocasión, en la que un Cage con agotamiento juerguero, fuerza a una enfermera para hablar tirando del tubo de respiración de la nariz de su paciente de edad avanzada, mientras grita ¡»debí matarlas a los dos, malditas! y afirmando que son «la razón por la cual este país va por el desagüe». Ambas mujeres quedan perplejas. Así que, me imagino, se queda mucha de la audiencia.
A pesar del argumento simplista, el personaje de Cage es casi merecedor de unirse a la larga y distinguida, narcisista y auto-destructiva lista de los antihéroes de Herzog. Él ofrece un rendimiento divertidamente chiflado, pasando toda la película con un traje de color beige ondulante y una pistola enorme metida descaradamente en la parte delantera de su pantalón. Casi te podrías imaginar a Klaus Kinski interpretándolo en su momento, pero este nuevo Bad Lieutenant no contiene el ingenio, la visión o la innovación que se espera de Herzog. Los ocasionales momentos de ambigüedad surgen solo de cuando en cuando y en mezclas – escenas que no estamos muy seguros son reales o solo de la mente de Cage – pero el resto de la película es tan poco audaz y poco memorable que no terminas comprometido ni intelectual o emocionalmente. Y como película de Cage, la puedes presentar junto a Vampire’s Kiss en lugar de Leaving Las Vegas.
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