Dir. Adrián Biniez | 84 min | Uruguay – Argentina – Alemania – España
Intérpretes: Horacio Camandule (Jara), Leonor Svarcas (Julia), Fernando Alonso (Julio), Diego Artucio (Omar), Ariel Caldarelli (Jaras Chef), Fabiana Charlo (Mariela), Andrés Gallo (Fidel), Federico García (Matías), Néstor Guzzini (Tomás), Esteban Lago (Gustavo), Leandro Lagos (Tipo en el boliche), Ernesto Liotti (Danilo), Carlos Lissardy (Kennedy), Nacho Mendy (Miguel)
Estreno en Festival de Lima: 9 de agosto de 2009
El gigante bueno, súper tímido, metalero y que se enamora. He ahí la síntesis de esta película minimalista, caracterizada por su casi ausencia de diálogos y su bajo presupuesto. Jara viene a ser otro personaje friki, como Gauna, de Los paranoicos; con la diferencia de que él no sospecha ya que tiene la evidencia a la mano, gracias a las cámaras. A lo largo de esa persecución, unos pocos incidentes van dando cuenta de que comparten gustos musicales (rock duro) y hasta cinematográficos (películas de zombies).
El gigante bueno, súper tímido, metalero y que se enamora. He ahí la síntesis de esta película minimalista, caracterizada por su casi ausencia de diálogos y su bajo presupuesto. Ya es un hecho original que se trate de una historia de amor en un supermercado, entre un vigilante interno y una chica de limpieza, la que transcurre durante el turno de noche. A ello debe sumarse que el protagonista tiene a su disposición cámaras de seguridad; entonces hay una tendencia al voyeurismo.
Jara viene a ser otro personaje friki, como Gauna, de Los paranoicos; con la diferencia de que él no sospecha ya que tiene la evidencia a la mano, gracias a las cámaras. En ese sentido, nuestro héroe se acostumbra a tener ese control sobre las personas que trabajan en el supermercado, basado en la posibilidad de verlos y no ser visto.
Por otra parte, Jara es un personaje mediático. No sólo vigila la vida real desde sus cámaras en el supermercado, sino que pasa gran parte del resto de su tiempo viendo la tele; al punto que es allí donde, por propia confesión, aprende destrezas prácticas, como «enderezarle» la columna a un compañero de trabajo. Armado con este doble background, la persecución que nuestro héroe realiza de Julia, es una extensión de ese poder que él ha adquirido gracias a ese puesto.
A lo largo de esa persecución, unos pocos incidentes van dando cuenta de que comparten gustos musicales (rock duro) y hasta cinematográficos (películas de zombies). Esos y otros toques de ironía que aparecen aquí y allá, mantienen el interés de la película, que no es otra cosa más que un mirar y una persecución constante, en ocasiones bien intencionada, hasta el final. Jara es un mirón que persigue a Julia y nosotros somos unos mirones de cómo ocurre esta amable búsqueda.
La música tiene un papel, aunque menor que –por ejemplo– en Los paranoicos. Aparece en algunos momentos; los que, sin embargo, son muy significativos porque definen la personalidad del protagonista. Película minimalista, muy original y disfrutable para aquellos que busquen entretenimiento light y poco convencional.
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