Dir. Christian Molina | 95 min | España
Intérpretes: Belén Fabra (Valérie), Leonardo Sbaraglia (Jaime), Llum Barrera (Sonia), Geraldine Chaplin (Abuela de Valérie), Ángela Molina (Cristina), Pedro Gutiérrez (Hassan), José Chaves (Pedro), Jorge Yaman (Íñigo), Antonio Garrido (Giovanni), Jaume García Arija (Alessandro), David Vert (Alex), Javier Coromina (Harry), Judith Diakhate (Cindy), Natasha Yarovenko (Mae)
Estreno en España: 17 de octubre de 2008
Estreno en Perú: 10 de setiembre de 2009
Las historias sobre ninfas insaciables, apetitosas y dispuestas a todo por explorar su exacerbada sexualidad, están a la orden del día en el cine erótico. Pero, después de la primera escena, uno tiene la sensación de a dónde va toda la película. No por un prejuicio fuera de lugar, el síndrome de «ya la vi», sino porque en este caso la sorpresa de la cinta viene a ser irónicamente la falta originalidad, de frescura, y de sorpresa en sí, en una historia predecible hasta el aburrimiento.
Las historias sobre ninfas insaciables, apetitosas y dispuestas a todo por explorar su exacerbada sexualidad, están a la orden del día en el cine erótico. Por eso tal vez mi duda sobre Diario de una ninfómana, por lo que se decía de esta cinta española, basada en un libro autobiográfico de Valérie Tasso, de bastante acogida, y principalmente por lo que ha mostrado el cine español de género (3 Días, El orfanato, [REC], entre otras), que bien podría ser un replanteamiento del mismo, o una propuesta a resaltar.
Pero, después de la primera escena, uno tiene la sensación de a dónde va toda la película. No por un prejuicio fuera de lugar, el síndrome de «ya la vi», sino porque en este caso la sorpresa de la cinta viene a ser irónicamente la falta originalidad, de frescura, y de sorpresa en sí, en una historia predecible hasta el aburrimiento. El estandarizado modo de contarse, sus clichés genéricos, sus actuaciones burdas, sus excesivos recursos melodramáticos, y sobre todo sus ideas primarias, casi artificiosas y sin profundizar, hacen de esta una película mediocre, de fácil goce carnal masculino y sin más hazañas, que ser una mezcla de Lo que callamos las mujeres con algún capítulo de Emanuelle.
Valeri, la protagonista, es una mujer que aparentemente lo tiene todo; es bella, profesional, sin problemas económicos y con la facilidad de estar con el hombre que quiera. Pero, utiliza el sexo como medio en su búsqueda de identidad, y su establecimiento emocional y personal. Con un tema así, el tratamiento del director Christian Molina deja mucho en el tintero, sin llegar a la altura de Rojo sangre, su más que interesante ópera prima. Belén Fabra, la protagonista del film, utilizó en la película lo que estuvo a su alcance, que le puede servir como trampolín en su carrera, pero no trasciende, no motiva, ni genera culto. Ni siquiera se aproxima a ser la próxima Paz Vega o Penélope Cruz.
El resto de los personajes son sólo excusas para la lujuria; no hay en ellos desarrollos interesantes, ni exploraciones, no hay silencios, ni espacios para la contemplación o el análisis. Todo lo que ofrecen está subrayado por la voz en off de la protagonista, o el forzado cuarteto de cuerdas que trata de saldar las deudas de ideas visuales.
De igual forma, el film no sigue la tradición películas hispanas de contenido erótico como la picante y sensual Átame, de Pedro Almodovar, la carga erótica y la poética mirada del deseo de Lucia y el sexo, del director Julio Médem, o la manera de mostrar la evolución sexual y sentimental en Las edades de Lulú, de Bigas Luna, así como una efectiva mezcla con el humor de Jamón, Jamón del mismo director catalán.
Sin mucho que ofrecer, este estreno llega a Lima y de seguro generará buena acogida en sus funciones nocturnas, principalmente de un público que sólo busca un poco de humedad dentro del menú que ofrece la irregular cartelera capitalina.
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