El cineasta estadounidense rodó su más reciente largometraje en el país ibérico, y ahora vuelve allá para su presentación en el festival, dentro de la atractiva oferta de la sección Zabaltegi Perlas, que se inauguró con la tarantiniana Inglourious Basterds. En el caso de The Limits of Control, Jim Jarmusch ha optado por radicalizar aún más su característica propuesta y presenta una historia criminal apenas dialogada. Un ejercicio de estilo en el que lo principal es la observación para adquirir la información. Incluso, el espectador debe imaginarse también esa intriga que se mueve por las vías de lo inexistente, y eso ha dividido las opiniones de la prensa especializada.
En sus propias palabras, el protagonista «de alguna manera es un hombre muy centrado en un comportamiento de guerrero». Así el público ve como mientras lleva a cabo su enigmática misión, no fuma, no practica sexo y toma siempre su café solo en tazas separadas. El actor africano Isaach de Bankolé, con Jarmusch ha trabajado antes en Coffee and Cigarettes y Night on Earth, es el que da vida a este nuevo ser enigmático de su cine en una reflexión sobre el género que ya había tocado hace una década con Ghost Dog: The Way of the Samurai. Sobre todo lo que rodea esta nueva cinta, dice su creador:
Me encantan los idiomas, la literatura y la poesía como abstracción de la palabra. Pero creo que hablamos demasiado. Yo mismo hablo demasiado. La gente que no habla mucho suele decir cosas interesantes cuando lo hace. Es algo que me gusta mucho y que está presente en la cultura samurái.
A mí me gusta estar solo, pero eso no significa que sea una persona solitaria. Pero quizá por eso, me gusta crear personajes fuera de lo normal. No trato de analizar su significado ni de responderme muchas preguntas. Es una celebración del artificio en el cine
(Vía El Cultural)
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