Luego de su abrumador lanzamiento nacional y regional, llegan los primeros comentarios y críticas a El delfín: la historia de un soñador, el largo de animación peruano, coproducción con Italia y Alemania, dirigido por Eduardo Schuldt. Algunos medios latinoamericanos han recibido con poco entusiasmo al delfín y sus amigos marinos, asi tenemos la critica de La Tercera, de Chile:
Este largo de animación digital es modesto, sencillo y sin grandes pretensiones. No destaca por sus logros técnicos o narrativos e incluso luce algo anticuado. Pero es fácil de seguir, su moraleja está bien hilada dentro de la trama y su protagonista es razonablemente querible. Para niños pequeños y padres con ganas de recordar los viejos tiempos de la animación pre-Pixar. Y para cinéfilos curiosos de ver cómo se recicla en clave tercermundista el viaje iniciático del insoportable Juan Salvador Gaviota.
En Argentina, El Clarín la rescata como una ‘curiosidad’:
Aunque el peruano Eduardo Schuldt bucee por el lado de la ecología, cada encuentro del delfín con otras criaturas (un calamar, un pulpo, un tiburón) estará signada por la sorpresa y, dependiendo del «personaje», habrá algún que otro susto para los más pequeñitos. […]
Tal vez si alguno de los encuentros se hubiera sintetizado o directamente suprimido, el filme habría ganado en ritmo y el interés no iría en declive hacia el desenlace. Una curiosidad animada, en un mundo globalizado y manejado por Hollywood.
Mientras que La Nación lo resume así:
En torno del mensaje central -se debe ser fiel a los propios sueños- hay una sobredosis de frases aleccionadoras que probablemente abrumarán (o confundirán) a los chicos, sobre todo porque el relato es bastante episódico y no demasiado ingenioso, no se aparta del formato tradicional (truculencia incluida) y la imaginación escasea. El atractivo del film, más bien modesto, recae sobre la vistosidad de la imagen y la simpatía de algún personaje.
Si consiguen el próximo número de El Amante, podrán ampliar lo que adelantan en su web: «Una de animación ‘marina’ que es tenida en baja estima por los redactores que la vieron».
Por último, en Lima Ricardo Bedoya ya publica una contundente opinión en su blog:
Antes que una historia de aventuras es un sermón interminable que alecciona a la platea sobre la necesidad de perseguir los sueños hasta conseguirlos. Buena intención pregonada a machacamartillo.
Actualización [15 nov.]: José Tsang la comenta breve y contundentemente en Caretas:
Sergio Bambarén se dio cuenta: vivimos atrapados por el capitalismo. Entonces frases del tipo «la gente anda tan ocupada que ya no busca su propósito en la vida» resuenan en El Delfín, filme animado basado en el best-seller de Bambarén. Misión noble de un entretenimiento para niños. Los adultos podrían aburrirse. Aunque los más chicos, también.
El delfín Daniel es incomprendido porque le gusta surfear, y no pescar. Decide dejar su arrecife y se encontrará con animales dadivosos y egoístas, entre ellos Squishy, el tierno pececito de ojos inmensísimos, en un déjà vu ya abusado por el gato con botas de Shrek. El guión puede resumirse en dos verbos: toparse y escapar. De la pureza de los mensajes al esquematismo puro, tanto en la historia como en los personajes. El cacareo tecnológico (Ya podemos crear una ola, se enorgullece el director Eduardo Schuldt) suplanta la originalidad. La pandilla de Pixar y Hayao Miyazaki piensan lo contrario.
Extras:
- Algo sobre las voces en la película, made in México.
- El artículo -que no «crítica»- en Variety, un rápido repaso por recientes producciones animadas en Latinoamérica.
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