Algo siempre presente en el cine de los hermanos Dardenne es el aire de pretendida espontaneidad, que simula la mirada deslumbrada o de descubrimiento que hacemos de esos personajes tratando de vivir a su manera el sueño primermundista. Los jóvenes protagonistas habitan un Benelux postmoderno, donde la usual fama cosmopolita y comerciante de esta parte de Europa, comienza a descascararse en sus bordes, en la periferia que donde subsisten personas comunes y sus pequeñas historias filmadas en un estilo despojado pero que está bastante más matizado que el de un simple naturalismo. Ni siquiera en sus aproximaciones a tópicos como las mafias, el desempleo, o la inmigración, los Dardenne intentan asomarse al género.
Eso parece variar un tanto en El silencio de Lorna (traducida como El matrimonio de Lorna), la más reciente de sus creaciones, que llegará a nuestra cartelera el 12 de noviembre. Ganadora, entre otros reconocimientos, del premio al Mejor Guión en el Festival de Cannes de 2008, y del Premio LUX de la Cámara Europea, presenta la historia de una chica albanesa, la Lorna del título, que junto a su novio Claudy, se hacen cómplice de un pillo llamado Fabio, que ha tramado un falso compromiso entre estos dos arribistas personajes, para hacer que Lorna obtenga la nacionalidad belga, y con ello preparar otra boda entre ella y un mafioso ruso que está dispuesto a pagar mucho dinero para adquirir la misma nacionalidad rápidamente. Sin embargo, para que el segundo matrimonio sea un éxito, Fabio planea matar a Claudy.
A pesar de que esto sí suena a toda una intriga al puro estilo del film noir, Jean-Pierre y Luc han vuelto a cosechar críticas positivas acerca de su mirada punzante y atípica a los llamados bajos fondos, donde sus personajes adquieren cierta cualidad de héroes existenciales. Esta nueva cinta tiene como protagonista a la actriz kosovar Arta Dobroshi, pero también podremos ver aquí a Jérémie Renier, el actor habitual de esta dupla fraternal que le otorgó al cine belga un amplio reconocimiento en los últimos tiempos. Con una trayectoria de más de veinte años en el largometraje, los hermanos Dardenne alcanzaron notoriedad con películas notables como La promesa, Rosseta, El hijo, y El niño. Todas ellas radiografías implacables del mundo moderno, pero también llenas de una especial sensibilidad.
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