This is It: Por ser un elegante y sorprendente homenaje al un merecido coronado rey, en este caso del pop. Incansable en el candelero, divino en talento, portentoso en la evasión, generoso artista que se dio a los fans y pájaro herido que se perdió en lo personal. Su concierto de aristocrático cincuentón hubiera sido espectacular. Mi despedida va en este número 1.
Enemigos públicos: Por ser la película más glamorosa del año, sin discusión (y el que lo discuta se las verá conmigo). Repleta de inolvidables tomas y secuencias, pura evasión Michael Mann.
Malditos bastardos: Por reencontrar a un Tarantino revitalizante, ingenioso, explosivo, retador, lo mejor de este autor con diferencia.
Paraiso Travel: Por su visión realista sin condescendencia en la tierra de un Nueva York desmitificado, el de los inmigrantes, legales o ilegales, el de la soledad, el frío, el abuso, los sin techo y las prostitutas yonquis.
Moon: Por la entrada triunfante y singular de un Bowie en el mundo el cine, y su capacidad de reacción frente a tanto director alienado. Nos ha gustado mucho.
Donde viven los monstruos: Por hacer renacer el buen cine a autor, y la exquisitez de un cine reflexivo y sencillo, aunque inmenso. Repleta de imaginación.
Entre les murs / La clase: Por representar al cine europeo de calidad indiscutible, con un tema actual que necesita estar más presente en las narraciones cinematográficas, la multiculturalidad de la sociedad, y los cambios que conlleva en el sistema educativo.
Up: Por representar al mejor cine de animación que este año se ha superado a sí mismo. Historia entrañable, humana y entretenida, ¿qué más se puede pedir?
Watchmen: Por ser, con diferencia, la más interesante de las producciones robadas al mundo del cómic, además de políticamente incorrecta. Una gozada y un reto.
The Reader: Por revisar la escalofriante etapa nazi de manera diferente, además de aportar un poco de literatura al cine y una actriz superdotada que da densidad a sus personajes.
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