Otro año más de películas se termina, y como en los más recientes, la cartelera comercial peruana se ha caracterizado por mantener un nivel reducido de películas de interés alternativo a la producción de Hollywood. Aunque bajo esta última bandera han salido la mayoría de los títulos que pongo a la cabeza de mis preferidas, no deja de extrañarse el cierto nivel de diversidad e interés que caracterizaron a la cartelera local hasta mediados de esta década.
Entre lo más rescatable de estos doce meses de estrenos, se encuentran dos de los nombres favoritos de esta década. Eastwood y Tarantino, nuevamente se convirtieron en protagonistas, como también lo han sido los escasos representantes del cine de autor mundial que tuvimos oportunidad de ver, pero no dejaron de aparecer sorpresas en los últimos meses, incluyendo la paquidérmica Avatar de James Cameron, que aunque no entró en mi lista por un pelo, deja demostrado lo que se puede hacer en dentro del cine épico de nuestro tiempo y el desarrollo de las nuevas tecnologías que corre paralelo a él.
1. Gran Torino: Eastwood ha anunciado que se trata de su último rol estelar. Por ello toda la historia del veterano Walt parece estar concebida como una despedida, un filme de recambio y por ello mismo de aprendizaje. Aunque solo los vestigios de una época pasada se representen en su vehículo de modelo clásico, el autor y estrella bien pudo haber hecho de este un nuevo viaje al oeste. Pero prefiere quedarse un poco antes en el camino y referirse a una nueva transformación en el rostro de la nación de las barras y estrellas.
2. Inglourious Basterds: Frente a esta película resulta obvio que tratar de asir a los personajes y sus circunstancias bajo una mirada verosímil resultaría todo un despropósito, incluso más de lo que solía querer Hitchcock para sus propias películas (una Sabotage aparece aquí, entre tantas otras referencias). Y es que Tarantino se mete esta vez con el tema histórico para volver a dar cuanta de su mirada asumida como la del hombre contemporáneo, que bebe de miles de posibilidades aparecidas al mismo tiempo para forjar con mayor velocidad una histeria cultural como nunca antes. Polémica, caótica, desenfadada, brillante.
3. El sustituto (Changeling): En el cine norteamericano, y de otros lados, abundan los retratos de una lucha femenina y personal. La versión del viejo Clint es notable al dar cuenta nuevamente de su mundo de outsiders. Angelina Jolie en su mejor papel, y una crónica dolida y desengañada sobre el mundo en expansión, son lo que más se me queda grabado de este trabajo.
4. Death Proof: La película más fetichista de Tarantino, pero también una de las más divertidas relajadas y menos pretenciosas (si es que eso cabe). Dentro de su vocación revisionista y de entretenimiento por encima de todo, esta cinta con argumento para grindhouse, se encuentra concebida con el habitual talento de su autor. Donde todo podría correr con la velocidad del clip y demás recetarios de moda, Quentin se relaja y filma con justo juguetón y no poco morboso. Donde se podría seguir articular con los mil y un trucajes de actuales, se prefiere por asumir los tiempos y esfuerzos de un equipo rodando un cinta de acción de hace treinta años. Solo así el stuntman Mike y Zoë Bell se pueden lucir en su elemento.
5. El silencio de Lorna: Los hermanos Dardenne volvieron a darnos cuenta de las historias en la periferia belga, con una intriga un tanto más definida que en sus anteriores películas austeras, dramas distanciados de aparente funcionalidad, aunque invocando no pocas veces al genio de Bresson. Lorna, la emigrante sometida a la mafia se convierte en motivo de un retrato impactante, que como siempre en el cine de estos autores, es la crónica de un desalojo más allá de las orillas en las que se encuentran sus criaturas.
6. La felicidad trae suerte (Happy-Go-Lucky): El veterano e intransferiblemente británico Mike Leigh, estuvo presente en nuestra cartelera con esta nueva mirada a la particular idiosincrasia de su país en un tono cómico que ocasionalmente utiliza sin que podamos decir que resulte dominante una vez que termina la función. Esta vez todo es aire festivo se concentra en su solar protagonista. Poppy, formidable Sally Hawikins, parece una criatura extraña en medio de la tradicional frialdad y hasta hosquedad de sus compatriotas. Esa sutil competencia es la que recorre toda la película.
7. La teta asustada: Una de las más interesantes películas rodadas en Perú. El drama de Fausta (Magaly Solier) esta concebido con un ritmo y una sensibilidad especial, donde lo que más interesa es lo que sucede dentro que fuera, aquellos signos exteriores que fueron motivo de tanta polémica antes de su estreno.
8. Los fantasmas no olvidan (Retribution): Kiyoshi Kurosawa es autor de un cine que reúne muchas veces melodrama, policial y elementos fantásticos, pero en un clave muy distinta a muchos otros en Japón. Muestra cabal de ello es esta desconcertante intriga sobre culpas y venganzas desembocado en un drama existencial, melancólico, y siniestro.
9. 12:08 al este de Bucarest: La historia vista con humor, pero de forma muy distinta a la de los bastardos tarantinianos. El recuerdo de la revolución contra Ceaucescu es motivo de una lograda alegoría sobre los ciclos de desengaño y cotidianidad que suceden a la irrupción de gestas, crisis socio políticas, y demás hechos que reducen su leyenda a una sucesión de verdades oficiales y no pocas farsas.
10. Enemigos públicos: Tercamente Michael Mann permanece grabando sus cintas acción millonarias en video. Pero a diferencia de Collateral y Miami Vice, acá el procedimiento parece encontrar su propia estética. Obviamente algo así no se puede conseguir sin la mano de un hábil director detrás y esta descuadrante versión de las andanzas de John Dillinger demuestra que por esta vía nos pueden esperar novedades. Como ejemplo perfecto quedan dos secuencia notables: la balacera nocturna en Barrington y el paseo del protagonista en el cuartel de sus perseguidores.
Deja una respuesta