Un inquilino postmoderno de Baker Street
Escribía Baudelaire que la crítica no debe ausentar la pasión, ni la sabiduría, debe ser amena y algo poética, no un documento frío y funcionarial despojado de temperamento. Vengo de ver, por motivos de encargo para un ensayo en colaboración sobre Billy Wilder y otros directores, (del que les hablaremos cuando vea la calle), su refinada La vida privada de Sherlock Holmes (1970), en un casual cuando se estrena en la gran pantalla la última versión, una más de las mil versiones del personaje de Arthur Conan Doyle.
Poniéndonos tensos, presentimos cierta lujuria adaptativa, pues nace este último Holmes de la batuta de un pícaro inglés, Guy Ritchie, quién nos ofreció hace escasos meses la mano en conciliación con su trabajo a través de sus dos últimos proyectos, la extraña pero no menos interesante “Revolver”, y la chispeante RocknRolla.
Pero la incursión en la fina y deductiva literatura del médico Conan Doyle es harina de otro costal, no apta para directores de estética prominente, nervio, estilismo postmoderno de barrios británicos, amante de dramaturgias sobreexcitadas y mujeres pulposas bastión de gansteres. No. Vaya por delante que el Sherlock Holmes de Ritchie, a pesar de la presencia gamberrilla y bribona del benemérito Robert Downey Jr., o quizás por ello, es una majestuosa vulgaridad, delirio y emblema del vacuo cine actual, dotado de excesivo movimiento, ostentosamente dramatizada con base en la tecnoestética, que sin ser esto último malo de por sí, algunos realizadores no consiguen la pincelada suficiente para darle alma a la exuberancia neobarroca de la narratividad elegida.
El estilo tan peculiar, y válido para su hasta ahora filmografía, de este director pop no conjuga con la puesta en escena de la sabia deductiva del cerebral personaje conocido como Sherlock Holmes, al que ha acompañado de actores absolutamente erróneos para el resto del elenco, como el fallido Dr. Watson de la mano del guapo Jude Law.
La superficialidad del cine de Ritchie resulta incómoda e inadecuada para la milésima adaptación cinematográfica de un personaje icono de la cultura popular, desgastado por el cine, pues ha sido materializado de formas tan variadas. Es más, da grima su Watson al que solo hace mención de sus escritos al final mismo de la proyección y de manera harto anecdótica sin la importancia debida.
Robert Downey Jr. nos aleja del Holmes que siempre hemos representado en nuestra mente, ya sea en la lectura de sus aventuras, ya en las pantallas con la fisonomía y aura de un Basil Rathbone, Peter Cushing o el televisivo Jeremy Brett que tan bien guardamos en el recuerdo. No conseguimos ver nada más que al carismático, camaleónico y premiado actor neoyorkino mostrando su virtuosismo cómico y mímico, al igual que su compañero, Law, haciendo… no se sabe qué. Bien analizado, tal vez el actor británico debería haber ocupado la plaza de detective, dejando a Downey Jr. la de doctor… No, tampoco.
Pero al margen del equivocado casting, los productores y responsables de tal engendro dirigido a una adolescencia y juventud que desconozcan las vicisitudes de las historias e idiosincrasia del investigador sito en el Londres del siglo XIX, (al menos la ambientación de la época resulta atractiva) han simplificado al máximo la dramaturgia, desarrollando un argumento standard absolutamente previsible, un pastiche aburrido, tedioso al que las constantes explosiones, peleas, y luchas producen una extrañeza triste y deprimente.
Si a eso añadimos que la trama se ha envenenado de las modas actuales de enigmas, criptas, y sociedades secretas a lo Dan Brown y sus ángeles y demonios, no se sientan culpables al dejar la película en mitad del menú.
No es esta una crítica poética, como decía Baudelaire, pero sí temperamental, surgida de las entrañas por la tristeza que me produce este cine del vacío. El ayuntamiento de mi ciudad ha instaurado por todos sus rincones unos estilosos carteles que dicen: «Consume cultura, descubre otros mundos». Este es un producto consumible basura.
Chao, avisados quedan.
Sherlock Holmes. Dir: Guy Ritchie | 128 min. | EE.UU.
Intérpretes: Robert Downey Jr. (Sherlock Holmes), Jude Law (Dr. John Watson), Rachel McAdams (Irene Adler), Mark Strong (Lord Blackwood), Eddie Marsan (Inspector Lestrade), Robert Maillet (Dredger), Geraldine James (Sra. Hudson), Kelly Reilly (Mary Morstan), Hans Matheson (Lord Coward), James Fox (Sir Thomas), William Hope (Embajador Standish), Clive Russell (Capitán Tanner), Oran Gurel (Reordan), David Garrick (McMurdo).
Estreno en el Perú: 7 de enero de 2010
Estreno en España: 15 de enero de 2010
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