La vida en una mochila
Hace un par de Oscars que nos sorprendió entre las nominadas una película de apariencia indie y novedosa frescura, resaltando y al mismo tiempo desorientando entre tanta producción tipical para multipremios de la Academia de Hollywood. Me refiero a Juno, que nominada para mejor película, se llevó un buen consuelo, el Oscar al mejor guión para Diablo Cody. El responsable de llevar a la pantalla tan original y no menos controvertido guión corrió a cargo del director canadiense Jason Reitman, quién venía de chocar al espectador con Thank You for Smoking en 2005. Se acercan la celebración de los Oscar 2010 y a buen seguro que la última y epatante cinta de este director, Up in the Air, al igual que con los Globos de Oro, recibe unas cuantas nominaciones.
Y no es que esté en desacuerdo con tales reconocimientos, bien al contrario, la cinta de Reitman es de lo mejor que voy viendo desde los enemigos de Mann y los bastardos de Tarantino. Comenzaré diciendo que se agradece y resulta una muestra de inteligencia y respeto dejar en su sitio el título original [N.E. Eso se da en España. En Latinoamérica las distribuidoras han tenido la siempre feliz idea de titularla «Amor sin escalas»], algo que debería ser ya norma general, pues aunque existan dificultades en traducirlo con meridiana claridad antes de ver el metraje, durante el mismo se capta el significado exacto.
George Clooney es uno de esos actores que han sabido restar importancia y al mismo tiempo no desdeñar su atractivo físico con el fin de que no suponga un hándicap a la hora de rematar un buen trabajo de actor, de director o productor. Y eso se nota. Al margen de que sea un hombre extremadamente elegante y atractivo por el que las mujeres suspiramos, encandila por saber trabajar, por darle alma, forma y materia al personaje que debe interpretar. Clooney es el ideal Ryan Bingham, creado por la imaginación del escritor y ensayista americano Walter Kirn, de cuya adaptación al cine estamos tratando.
Bingham es uno de esos tipos que, debido a su trabajo, se pasan la vida en el aire, de aeropuerto en aeropuerto, (casi como un steward) y cuyo hogar es el avión de la compañía que en cada caso le toque. La diferencia que Bingham presenta con respecto a otros en similares circunstancias y que a veces reniegan de tanto viaje, es que él disfruta y es feliz con esa vida ligera, casi sin gravedad, provisto de una maletita que lleva consigo para no perder tiempo entre vuelos, y ordenada (muy ordenada) con lo imprescindible.
Eso sí, sus estancias y distancias se realizan en lujo exclusivo, de manera que no se desgaste mucho en tal empresa. Así su vida, sus relaciones son, por tanto, también ligeras y sin mayores compromisos, a parte de los que le pueden causar un par de hermanas que ve bien poco. Esto casa muy bien con el hecho de que Bingham sea también un conferenciante, y escritor, explicando las virtudes de llevar una mochila vital que no pese en los hombres, una mochila de la que la gente aprenda a vaciar de pesadas cargas, físicas y psíquicas.
Pero esa no es la principal tarea laboral de este hombre elegante y tranquilo, relajado y algo escéptico. Ryan es un profesional bien pagado por una empresa contratada a su vez por empresas norteamericanas, grandes y pequeñas, para que despidan al personal del que quieren prescindir. He aquí el quid de la cinta. Su diferencia con respecto al cine tan manido que repite historietas una y otra vez, ese tipo medio-comedias que pretenden hablar de relaciones con un tono tan melifluo que da náuseas, ¿cómo diría?… ajá, un estilo Nancy Meyers.
Si bien es conveniente aclarar que Reitman no elude cierto moralismo, etiqueta made in USA, del que resulta imposible desprenderse por mucho que se pretenda imitar al cine europeo, Up in the Air es una cascada de frescura y realismo actual, presentando un contraste, en gama de grises, entre la generación de los maduros profesionales que trabajan en contacto con las personas y dando la cara, por muy desagradable que resulte su trabajo (y el de Bingham lo es), humanizando su tarea, y la generación MySpace, y multipantallas, tan bien representada por la joven y versátil actriz Anna Kendrick, (salida de la saga Crepúsculo), tecnotrabajadora que sin embargo responde en su vida personal a la más clásica trayectoria, mientras su compañero al que considera casi un dinosaurio laboral, es mucho más rompedor en su vida personal.
Es aquí donde juega el director, intercalando también un tercer personaje, la profesional de alto standing Alex, una Vera Farmiga más correcta que nunca como actriz, que conjuga sexo y atracción con Ryan entre vuelo y vuelo. Todo ello bien texturizado por el realizador da un folletín bastante original que no defrauda al espectador, dejando un regusto exquisito casi hasta el final, en el cual Reitman acaba sucumbiendo un tanto a las metas con lección incluída, al que restamos importancia, pues no abundan, últimamente, los buenos guiones en el cine.
Ante la avalancha de medios digitales, pretendidas revoluciones digitales en 3D que intentan hacer pasar por incapaces a todo el resto del cine que no se recicle en formatos tecnológicos de última generación, creando con ello una superchería majadera rociada de infantilismo, llegan estas propuestas que no solo focalizan temas polémicos, sino que éstos son reales, tanto como la crisis económica que está haciendo cambiar el panorama laboral mundial y engordando las tasas de depresiones y suicidios. Hablo de un tema importante, la pérdida del trabajo, y la importancia que en nuestra vida tiene, no solo para mantener a nuestra familia, también como sentido de realización personal.
Todo este engranaje, la sensatez y al mismo tiempo profesionalidad de un tipo que tiene que hacer una tarea desagradable pero lo hace con la humanidad de que puede disponer, bucea en la expresividad de los ojos de un George Clooney que se parece mucho al Michael Clayton de Tony Gilroy. Además las consecuencias de la crisis económica y su impacto social, la duplicidad de vidas, sin saber muy bien cual es la real y cual está en el aire, la felicidad y las manidas reglas que se imponen para conseguirla, todo está presente. Pero algo sobre lo que Up in the Air hace pie es la Aceptación con mayúsculas, aquello que ayuda a acercarse a la felicidad.
Ambientado con una banda sonora que retrotrae a Simon y Garfunkel en aquella inolvidable “Mrs. Robinson” de 1968, Up in the Air dará por seguro que hablar.
Up in the Air. Dir. Jason Reitman | 108 min. | EE.UU.
Intérpretes: George Clooney (Ryan Bingham), Vera Farmiga (Alex), Anna Kendrick (Natalie Keener), Jason Bateman (Craig Gregory), Danny McBride (Jim), Melanie Lynskey (Julie Bingham), Amy Morton (Kara Bingham), Sam Elliott (Maynard Finch), J.K. Simmons (Bob), Zach Galifianakis (Steve), Chris Lowell (Kevin).
Guión: Jason Reitman y Sheldon Turner; basado en la novela de Walter Kirn.
Estreno en Perú: 21 de enero de 2010
Estreno en España: 22 de enero de 2010
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