El documental producido por Emergencia Audiovisual y dirigido por Rómulo Franco Ruiz-Bravo, ganador del Concurso de Conacine del 2008, aparece en el artículo de la última edición de la revista Caras, «Y sin embargo se mueve».
Un tren llamado Perú es una película documental que rescata del elefante blanco de Alan García a un puñado de personajes que de una u otra forma tuvieron alguna relación con el tren eléctrico que Lima nunca tuvo (¿y que quizá algún día tendrá?).
Rómulo Franco dice de su película, y de su valor como documento, lo siguiente:
El objetivo es que la gente se cuestione a sí misma como proyecto personal. No es solo un documental político sino muy humano, pues todos queremos lograr cosas. Si bien es imposible hablar del tren sin mencionar a Alan, la política también se hace con ciudadanos. [H]acer este documental es un forma de construir un tren eléctrico. Por eso muchos me dicen que ojalá no acabe como él.
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Y sin embargo se mueve
Rómulo Franco y Carolina Denegri terminan el rodaje más verídico del tren eléctrico. Aquí, conozca su cinematográfico recorrido.
Por Diana Kisner
Su abuelo vivía en San Borja y cada vez que lo visitaba le hacía a su madre la misma pregunta: ¿qué son esas columnas incompletas que hay en el camino? Ella nunca supo contestarle pero, con los años, el cineasta Rómulo Franco halló su propia respuesta: son un monumento a las promesas inconclusas. Porque el tren eléctrico bien podría ser una metáfora del Perú, pues «así como este no se concluye, el país tampoco se termina de integrar». Rómulo es el director de Emergencia Audiovisual, una empresa que desarrolla proyectos propios y ajenos. El más personal y de mayor envergadura es este documental que ganó el premio de la Jan Vrijman Fund en el marco del DocBsAs 2007 y que ahora está en proceso de edición. El 18 de febrero debe entregar la copia final a Conacine, la institución que los galardonó el 2008, para luego presentarlo al Festival de Cine de Guadalajara y empezar la postproducción y la distribución.
Como una exhalación
«Una vez estaba viajando en una zona de Francia con mis hijos. Había una interminable y lenta cola de vehículos en la carretera. De pronto pasó al lado el tren de gran velocidad, el TGV France, a 200 kilómetros por hora. Me acordé del tren eléctrico de Lima y pensé que mientras otros están en sus atascamientos, este tren va a pasar como una bala, como una exhalación», afirmó un inspirado Alan García Pérez. Aunque a muchos el discurso les sonó ochentero, en realidad lo dijo el último mes de diciembre, poco después de que el gobierno anunciara una inversión de US$ 410 millones para terminar de construir el tren el próximo 2011. Dicen que entonces podrá transportar a 300 mil pasajeros diarios a través de 22 km y 16 estaciones. «El enfoque inicial fue una crítica a García, pero después sentí que eso era tan evidente que valía la pena resaltar otras historias», explica Rómulo. Así, la productora Carolina Denegri recorrió Villa El Salvador y Villa María del Triunfo durante meses para encontrar a sus verdaderos protagonistas, una búsqueda cuyos resultados han logrado que la película tenga más de literatura que de periodismo. «La estructura es un viaje en tren donde el espectador conocerá a sus pasajeros», agrega el director.
El viaje
Primer pasajero. Nadie recuerda a los artistas que decoraron esas horribles columnas incompletas. La Escuela de Bellas Artes no conserva sus datos, nadie tiene su teléfono en el municipio de San Borja y ninguno figura en la guía. Hasta que una noche Carolina descubrió en la casa de su novio un cuadro que llevaba la firma de uno de ellos: Néstor Soto, migrante de origen puquiano. Halló a su hijo -pintor surrealista que cambió su nombre por Jenrry Dextre- y logró que ambos se encontraran en un vagón vacío.
Segundo pasajero. ‛’Ya viene viene viene viene el tren/ se oyó decir en aquel barullo/ hubo silencio no hubo un murmullo/ por fin llegaba el maldito tren/ Pasó un minuto pasaron diez más/ la multitud recién comprendió/ tal prodigio no se dio jamás/ pasó tan rápido que no se vio». El compositor Juan Luis Dammert, más conocido por el hit infantil «Como te vaca», viene cantando esta canción desde hace 23 años.
Tercer pasajero. El carpintero Enrique Tinoco vive frente a los fantasmagóricos rieles de Villa El Salvador. La productora lo encontró allí, en su taller, y le pidió que construyera una versión en miniatura del tren. Pero él nunca lo había visto, tal vez porque en los últimos 20 años no tuvo motivos para prestarle atención. Aun así, aceptó el encargo.
Cuarto pasajero. En octubre de 2009 el alcalde de San Juan de Miraflores ofició un matrimonio masivo a bordo del tren eléctrico, con la aspiración de figurar en el Libro Guinness de los Récords. Después de innumerables idas y venidas, Denegri dio con la pareja más joven: Jorge y Gloria Totocayo. También con la más adulta: José y María Elena Limo. Los primeros están empezando su vida, los segundos sobreviven lejos de la realidad y todos se sostienen por una profunda fe religiosa.
Quinto pasajero. Jaime Lecca es el chofer del tren desde hace 12 años. Cada viernes él se encarga de conducir al elefante blanco más rápido de Lima desde Villa El Salvador hasta la estación Atocongo. Va solo, en completo silencio y con la esperanza de que algún día tendrá pasajeros. Está seguro de que ese momento llegará pronto. Mientras tanto, el monstruo se mueve para no perecer.
Sexto pasajero. Camila Bustamante estudia en la escuela de postgrado de la Rietveld Academy (Holanda). Para su maestría viene realizando el proyecto ‛’Lima Z427″. Su pregunta base fue: ¿cuándo estará listo el tren? Como explica en su página de Facebook, » para hacer la medición del ritmo de avance se tomó como punto de partida el año en que el presidente Alan García colocó la primera piedra (18 de octubre de 1986) hasta la fecha en que un usuario accedió al servicio comprando un boleto (ZOO4)». Según sus cálculos, en realidad estará listo dentro de 417 años.
Último tramo
‛’El objetivo es que la gente se cuestione a sí misma como proyecto personal», afirma Rómulo. «No es solo un documental político sino muy humano, pues todos queremos lograr cosas. Si bien es imposible hablar del tren sin mencionar a Alan, la política también se hace con ciudadanos». Así que los pintores sueñan con vender su obra, el chofer anhela tener pasajeros, la estudiante desea graduarse con honores, el cantante quiere ser escuchado y el cineasta debe enfrentar sus propios demonios en el camino, pues ‘‛hacer este documental es una forma de construir un tren eléctrico. Por eso muchos me dicen que ojalá no acabe como él». Ahora, sentado y sonriente en la sala de edición, vuelve a revisar un fragmento de la película donde aparece Enrique Tinoco rodeado de maderas y herramientas: «Al inicio uno tiene dificultades, pero yo nunca me desanimo», dice. El carpintero cree que los proyectos son más complicados si no se terminan. Al director, por su parte, parece que solo le falta el título.
(Gracias a Diana Kisner)
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