Lamentablemente debemos seguir ocupando tiempo y espacio en desagradables asuntos que muestran otra cara de la actividad cinematográfica peruana. El martes 2, en su blog La tetona de Fellini, el crítico Andrés Mego, quien hace unas semanas denunciara públicamente una serie de irregularidades en la gestión de Mario Pozzi-Escot, como titular de la Dirección de Cine y TV de San Marcos, ha respondido con documentos a la nota de prensa enviada rápidamente por la Oficina de Imagen Institucional del Centro Cultural de San Marcos, según la cual la comisión conformada para explorar dicha dependencia había desestimado las acusaciones centrales, de malversación de fondos y maltrato sistemático al personal, y sólo había encontrado un franco desorden administrativo.
Mego ha publicado siete documentos que, de acuerdo a los procedimientos empleados por Cine y TV, muestran un faltante del curso de Escritura de Guión, dictado por Giovanna Pollarolo en febrero del 2009, con lista de alumnos, informe de la empresa asociada Audiovisuales e Informática, y registro de los entregas hechas a la Caja Única del CCSM. Un total de 40 inscritos, a 150 soles cada uno, representa la cantidad de 6 mil nuevos soles, de los que se debía ingresar entre enero y febrero la mitad, o sea 3 mil. Sin embargo, los papeles sólo testimonian el ingreso de 1700 nuevos soles, mil en enero y 700 en el mes siguiente. La pregunta es ¿dónde están los 1300 restantes?.
Y sobre el sistemático maltrato al personal, al que la nota de prensa del CCSM se refería elusivamente («Los testimonios presentados por ambas partes sobre el tema del maltrato al personal no pueden ser confirmados; más aún no habiendo sido presentados en su debida oportunidad a los órganos correspondientes para tomar las medidas preventivas del caso.»), Mego ha dado a conocer un oficio del 6 de octubre del 2009 -semanas después de la denuncia interna original-, remitido por la Dirección Ejecutiva de la institución cultural, en ese entonces a cargo de Roberto Velásquez Gutiérrez, al director general Carlos Del Águila.
Además de la garantía de Pozzi-Escot de dar 300 nuevos soles a los denunciantes reubicados para que siguieran realizando labores de Cine y TV, el texto señala que el funcionario «se allana a una relación laboral adecuada con su personal para el normal desarrollo de las actividades programadas». ¿Qué director «se allana» cuando su desempeño es normal y mantiene la autoridad moral sobre sus subordinados? ¿Quién podría tolerar acusaciones tan graves si fueran falsas y no despedir de inmediato a los difamadores? Las expresiones de Velásquez Gutiérrez, en un documento oficial y en medio del virtual cierrapuertas de Cine y TV, avala las acusaciones de que el trato de Pozzi-Escot al personal era absolutamente inadecuado e impropio.
Como señala Mego en su post, lo que se impone en este caso es una auditoría, un procedimiento lógico y elemental cuando se hacen denuncias graves sobre la gestión de una dependencia pública y que maneja fondos del Estado. Es urgente que las autoridades sanmarquinas reaccionen y no permitan que continúe el deterioro de esta institución difusora del quehacer cinematográfico.
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