Tras cinco años de ausencia de la producción cinematográfica, Akira Kurosawa regresó en 1975 dispuesto a superar la mala experiencia de Dodes’ka-den, otra de sus mejores películas largamente subestimada al momento de su estreno. Su fórmula para exorcizar el trago amargo fue continuar con las exploraciones estilísticas que le interesaban en esa etapa. La oportunidad se le presentaría con esta película rodada en los más inhóspitos parajes de Siberia, bajo la producción de la Mosfilm. Dersu Uzala se inspira en las memorias del explorador y militar Vladimir Arseniev, cuyo viaje para trazar mapas de la zona estuvo guiado en su mayoría por el personaje al que alude el título, un cazador vagabundo que trastocará su forma de entender el mundo y que la película convierte en motivo de una reflexión sobre el cine de aventuras tanto como de la progresiva disminución de los espacios para el asombro y el descubrimiento.
Dersu Uzala es una de las creaciones más conmovedoras del ya entonces anciano Kurosawa, esto a pesar de que la sombra de la desolación que veríamos en sus radicales películas siguientes, no se encuentra ausente. Y es que la película no solo es la proyección de una gesta épica casi olvidada sino que también es el relato de una amistad forjada con todo en contra, las diferencias étnicas, de estilo de vida, o de rango social en la vida. Sin mediar mayores preámbulos contemplamos el encuentro de la expedición con ese extraño personaje que de ser visto solo con ojos de turista pasará a ser progresivamente estimado por todos, pero especialmente por el Capitán Arseniev, a través de cuyos ojos vemos una perspectiva de ese viaje, deslumbrada por la sabiduría impregnada en cada pequeño suceso.
Dersu le muestra con una sencillez que asombra a su amigo, que ese universo aparentemente hostil y amenazante, posee sus propias reglas para la supervivencia y la posible admisión de estos nuevos habitantes colocados en la categoría de niños en estado permanente de aprendizaje. Esta relectura de los clásicos motivos del cine de acción es quizá de las más panteístas que se hayan realizado en la historia del cine. Pero los tiempos ya eran otros y la mirada del director no deja tampoco de ser consciente de que la magia epifánica de ese mundo resguardado de la vorágine humana fue llegando a su fin representado por esos viajes cada vez más adentro de ese territorio nuevo y propicio para el riesgo o hasta las sonrisas.
Kurosawa divide la historia en dos partes claramente definidas, esa primera del encuentro y esos trances que forjan leyendas, y la segunda donde se pone en evidencia ese proceso imparable de desmitificación. Y es ahí donde AK apela nuevamente a las lecciones del western para ofrecernos otra gran idea fuerza que otorga unidad a esta historia de sentimientos tan encontrados para nuestro protagonista: el espacio de la leyenda va estrechándose en la medida de que van surgiendo cada vez más los vestigios de la civilización. Dersu entonces pasa a ser ubicado artificialmente en ese mundo reconvertido y ajeno cuyas reglas ya es muy viejo para entender. Es quizá la proyección del mismo Kurosawa resucitado tras una crisis personal, solo para ratificarse como artista inadaptable a los mecanismos de la industria transformada desde esos años.
Entre bellos instantes pictóricos y el ritmo heredado de sus géneros favoritos, en Dersu Uzala, Akira entregó con este uno de sus filmes más maduros y completos. Y es que para cualquiera que la ve siempre quedará esa sensación de pena que experimenta el propio Arseniev, de pie en medio de esa frontera cada vez más empujada hacia adelante, a los dominios de ese cosmos ignoto que conservan en algún punto recóndito de su geografía los pasos de esos personajes inolvidables como los que habitan ese imaginario que sedujo desde siempre a su autor, no por casualidad uno sometido permanentemente a los designios de una naturaleza como pruebas de resistencia del espíritu.
Dir. Akira Kurosawa | 144 min. | Unión Soviética – Japón.
Intérpretes: Maksim Munzuk (Dersu Uzala), Yuri Solomin (Captain Vladimir Arseniev), Svetlana Danilchenko (Sra. Arseniev), Dmitri Korshikov (Wowa, hijo de Arseniev), Suimenkul Chokmorov ( Jan Bao), Vladimir Kremena (Turtwigin), Aleksandr Pyatkov (Olenin).
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