La vida de Mahmut, un solitario fotógrafo de Estambul, se ve modificada por la llegada de Yusuf, un primo de provincias y la migración de su ex esposa Nazan, acompañada por su nuevo marido. Pero estos hechos apenas producen algunos inconvenientes en la vida del protagonista, ya que su existencia se ha convertido en una apacible rutina que ya no cambiará en el resto de la película, pese a los hechos externos (el desempleo de su pariente) e internos (la sensación de ruptura definitiva de su relación marital) que constituyen el contenido de esta cinta.
Filme turco, que podemos clasificar en el rubro del cine ansiolítico, es decir, películas donde priman mucho los tiempos muertos, donde no hay una dramaturgia convencional sino más bien la exploración del comportamiento de los personajes desde un punto de vista subjetivo, con cierto espacio para la sugerencia; aunque sin llegar a los extremos de un Lisandro Alonso. Y el talento del director Ceylan consiste en lograr un equilibrio perfecto de todos los componentes de la obra para conducirnos a una sensación de resignación ante una vida marcada por una soledad que va aplastando las tensiones que aquejan a los personajes. Esta mirada subjetiva y –como el propio nombre de la película lo indica– distanciada, nos lleva con tranquila naturalidad a la aceptación de lo que parece ser una etapa avanzada y definitiva en la vida del protagonista.
Un primer aspecto relevante en el filme es la ambientación. La película transcurre en Estambul, pero no se enfoca en los lugares turísticos de la ciudad, como sucede en la parte final de Agente Internacional, la película de Tom Tykwer, en la cual podemos apreciar las espectaculares mezquitas de la ciudad, sino que presenta más bien las bellezas cotidianas, las calles empedradas, los parques apacibles, y los pocos transeúntes en sus actividades cotidianas. Hay un cierto predominio del tiempo invernal, muy apropiado para el objetivo del director, con un cielo muchas veces encapotado y días con parques cubiertos de nieve; pero sin exagerar ni llegar al tipo de tratamiento gris que impone, por ejemplo, Angelopulus, en sus cintas, por otra parte ambientadas en Grecia. Ceylan construye un escenario externo que oscila entre calidez y enfriamiento, mientras que las locaciones interiores, también convencionales, reflejan la misma ambigüedad.
Lejano parte por presentar el contraste de personalidades apenas marcado entre un fotógrafo, de relativo éxito, que aloja en su casa a un visitante, pariente lejano, que viene del campo y que busca trabajo. Tal contraposición domina buena parte de la película, pero luego ésta da un lento giro hacia una episodio de la vida del protagonista –la, ahora definitiva, separación conyugal– que descubre inesperadamente la búsqueda no de la felicidad sino de la soledad del héroe. No se nos dice más y la cinta continúa avanzando y diluyéndose hacia un desenlace calmo, no emocional pero tampoco frío.
Lo increíble y realmente valioso de esta obra es el exacto equilibrio de todos sus elementos, de manera que casi no se nota ningún tipo de intencionalidad. Hay una reproducción bastante realista de la vida de los personajes, sin llegar a lo emocional pero tampoco a la banalidad. Es simplemente pura vida cotidiana y una exploración muy lograda de las tensiones, apenas apuntadas, que envuelven a los personajes y, especialmente, al fotógrafo Mahmut. Nada sobra y nada falta en esta sobria película. Desde el punto de vista formal no hay casi ningún trabajo de marcación que nos induzca a entender nada más de lo que se muestra. Es una obra que nos abre e invita a un mundo de reflexión, tranquilidad y paz, sin que por ello se hayan apagado las tensiones del pasado y del presente que aquejan, desde lejos, distanciadamente, a los personajes.
Tanto el primo como la ex esposa están en una situación de tránsito y son prácticamente los únicos cuya situación cambia. Mientras que el protagonista se mantiene en una misma situación, que es casi la de observador participante de estos giros en las vidas de estas dos personas con las cuales se relaciona. Cuánto y cómo lo afectan es algo que el director deja a criterio del espectador, ya que su protagonista deja que las cosas ocurran tal como han venido sucediendo desde antes del inicio de la película. En ese sentido, en su caso, es una reafirmación de un distanciamiento vital marcado, de un lado, por la incapacidad de involucrarse emotivamente, y del otro, por entregarse a la soledad protectora y apacible. Interesante y recomendable película.
Uzak. Dir. Nuri Bilge Ceylan | 110 min. | Turquía
Intérpretes: Muzaffer Özdemir (Mahmut, fotógrafo), Emin Toprak (su primo Yusuf ),
Zuhal Gencer (Nazan, ex esposa de Mahmut), Nazan Kirilmis (amante), Fatma Ceylan (madre del fotógrafo).
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