Almas pasajeras (Passengers, 2008) es el cuarto largometraje del cineasta colombiano Rodrigo García, el hijo de Gabriel García Márquez que hace carrera en Norteamérica desde hace más de veinte años y que accedió a la dirección con Things You Can Tell Just by Looking at Her (2000), quinteto de retratos femeninos hábilmente entrelazados. Es un autor muy atraído por el mundo de las mujeres, pues Ten Tiny Love Stories (2001) y Nine Lives (2005) continuaron con la mirada intergeneracional y coral de dicho género, en hilos dramáticos de cálido intimismo.
Del mismo modo, Passengers narra desde la óptica de Claire (Anne Hathaway), una joven psicóloga que asume la terapia de un grupo de pasajeros que pasaron por un terrible accidente aéreo. Mientras intenta hacer su trabajo, parece atravesar por difíciles circunstancias personales, pues luce nerviosa y en especial le perturba uno de ellos, Eric (Patrick Wilson), que extrañamente quedó casi ileso y la envuelve en una relación.
Se trata de la primera película de García que escapa al amplio reparto y a una concepción realista. Es un relato de dos personajes centrales que oscila entre el romance y la pesquisa, coquetea con lo extrasensorial y se sacude con el terror. En ese sentido, Passengers impresiona como un producto más de encargo, en el que lo más logrado es justamente el acercamiento dubitativo de Claire a la audacia de Patrick, su paulatino enamoramiento, el desasosiego de no tener comunicación fluida con su hermana Emma y los vínculos entrañables con su tía (Dianne Wiest) y un funcionario del aeropuerto, quien la convoca para la ardua labor terapéutica. En segundo lugar, funcionan hasta cierto punto las inquietudes éticas de Claire, que se involucra en asuntos que formalmente no le competen, las verdaderas causas del desastre y los recuerdos de los pasajeros que contradicen la versión oficial de la aerolínea.
Pero el argumento trasciende el espacio de los afectos, se ubica en un contexto aciago y las fuerzas sobrenaturales van tomando por asalto el día a día de Claire y su entorno. Sin embargo, esa alteración de la realidad se percibe forzosa y algo chirriante, como si a García le costara emplear esos recursos y abandonar el tono idílico en el que se siente más cómodo. No es casual que Passengers sea el único largo en el que no ha escrito el guión, esta vez a cargo del poco conocido Ronnie Christensen. Finalmente, uno de los puntos débiles de la cinta es no aportar una significativa cuota de originalidad a este tipo de trama, en la que termina tomando los ecos de filmes mucho más convencidos de sus coordenadas como Sexto sentido y Los otros.
Por lo demás, y como buen heredero del creador de El amor en los tiempos del cólera y otras grandes obras, Rodrigo García sigue contando historias de mujeres. La semana pasada se realizó en Estados Unidos el estreno comercial de su quinto largo, Mother and Child, protagonizado por Naomi Watts, Annette Bening y Kerry Washington, y ya prepara el sexto, Albert Nobbs, ambientado en la Irlanda del siglo XIX, en el que una mujer se disfraza de hombre durante veinte años para ganarse la vida. Glenn Close no sólo actuaría al lado de Amanda Seyfried, sino que también participaría en el guión.
Dir: Rodrigo García | 93 min. | EE.UU.
Intérpretes: Anne Hathaway (Claire), Patrick Wilson (Eric), Andre Braugher (Perry), Dianne Wiest (Toni), David Morse (Arkin), William B. Davis (Jack), Ryan Robbins (Dean), Clea DuVall (Shannon), Stacy Grant (Emma).
Estreno en España: 26 de setiembre de 2008.
Estreno en el Perú: 6 de mayo de 2010.
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