El cine no es mentira, es ficción
El marketing engañamuchachos pocas veces llegó tan lejos. El bulo expandido, misterioso y amedrentador, en torno a esta película proyectó, desde su concepción, ser lo protagónico y no sólo un detalle. El equipo de Olatunde Osunsanmi, timador, quiso sembrar en Nome una leyenda urbana sobre permanente presencia extraterrestre allí, añadiendo a esa fantasía una conspiración encubridora por parte del gobierno estadounidense. A lo Roosevelt. Esta reflexión ha devenido cliché en la ufología, los productores de este filme sólo tuvieron que tomarla para concitar la atención de curiosos y geeks.
La producción de El cuarto contacto pretendió degenerar una serie de sucesos reales de incierto desenlace a un psicosocial sci-fi, orquestando el mito hasta hacerlo creer como media verdad en el imaginario colectivo de Nome. Universal Pictures se abocó a esto por medio de campañas de bururú, coimeando con US$ 20,000 al Alaska Press Club para que falsee noticias en pro de las tergiversaciones de Osunsanmi & Cía. Prácticamente una lavada de cerebros mediática con fallidos resultados.
La fortísima campaña desinformativa, de airear un misterio “creado”, fue en detrimento de la película en sí, pues se pensó -desde la preproducción- de afuera hacia adentro. Primero, el contexto, condicionando la expectación para con el filme antes que valerse de sus argumentos narrativos. Qué se puede esperar entonces si se empieza al revés.
Sobre la película en sí, si se puede
La localidad de los “hechos”, Nome, es un apacible rincón de Alaska donde los borrachos se pierden, el frío y la niebla ayudan a desaparecerlos. Las cifras y reportes así lo confirman, sin embargo, la película postula que “inteligencias superiores”, con forma de búhos que no dejan dormir, abdujeron esos cuerpos para no devolverlos jamás. A este plot se le adjuntan, con criterio sensacionalista, testimonios y sesiones de hipnosis grabados con cámaras caseras (las que dan un formato de imagen de considerable credibilidad a los mockumentaries), los cuales serán alternados con las “recreaciones” filmadas con Milla Jovovich como Abigail Tyler. Todas las escenas, cuales fuera el formato, son autoría de Osunsanmi, quien las sobrepone con estilo efectista, haciendo sobresalir a las (escenas) no-fílmicas por sobre las de «recreación».
La película depende mucho de la atención que puedan concitar las imágenes “reales”, como la entrevista base, que conduce el relato, a la “verdadera” Dr. Tyler (la actriz Charlotte Milchard), los videos de las “cámaras de seguridad” de Nome y las sesiones de regresión, plétoras en gritos y desorden. Son escenas de impacto, que, más que infundir temor, buscan el efecto de identificación de los espectadores con los sufrimientos de las personas de a pie registradas en los videos. Nos sugiere a todos, silvestres, como posibles víctimas de un experimento extraterrestre. En ese efecto, son tan efectistas como eficaces, no obstante, el filme casi nada tiene que ofrecer en las escenas «recreadas»: los diálogos se extienden en explicaciones sin revelar nada, arremete el drama familiar y se sobrecarga por la añadidura de elementos anacrónicos fuera de contexto (la lengua sumeria).
El cuarto contacto no se vale de la sugestión para tensar sino demuestra víctimas y atentados queriendo ser contundente con sus “pruebas”. Esas “pruebas”, en el contexto generado por la campaña cutre de la Universal, ambicionaban ser suficientes para satisfacer las expectativas de los curiosos.
El ensamblaje del falso material de archivo con las escenas «recreadas» es rústico, esquemático. Osunsanmi, evidentemente, aún tiene en mano el abecedario de filmación. Con ese (poco) talento cómo no apelar a bulos u otros ardides.
The Fourth Kind. Dir. Olatunde Osunsanmi | 98 min. | EE.UU., Reino Unido
Intérpretes: Milla Jovovich (Abigail Tyler de las «recreaciones»), Charlotte Milchard (Abigail Tyler de los «archivos»), Will Patton (El Sheriff August), Hakeem Kae-Kazim (Awolowa Odusami), Corey Johnson (Tommy Fisher)
Estreno en Perú: 20 de mayo de 2010
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