La guerra como un absurdo, y los soldados, sus agentes histriónicos. Para reflexionar acerca de esa perspectiva polémica, la dupla Clooney-Heslov (Smoke House Productions), protagonista y director, respectivamente, emulando a los hermanos Coen (más precisamente a su Quémese después de leer, que ironiza a la paranoica de entreguerra -con Irak- de los altos mandos del gobierno republicano de W. Bush, que nunca atinó a resolver nada sino, más bien, a agravar todo), produciría Los hombres que miraban a las cabras, comedia negra bélica basada en el estudio real del galés Jon Ronson sobre la Unidad New Age. Creada en las entrañas del ejército estadounidense, esta brigada de élite propondría superar el trauma de la derrota contra Vietnam con métodos inspirados en el difundido hippismo de la época setentera, los cuales, una vez dominados, devendrían a armas psíquicas en enfrentamientos futuros. Una historia surreal que merecería, para Heslov como director, un acercamiento burlesco sobre las metodologías castrenses en la exploración del poder. El resultado es un disparate.
Las parodias en humor negro tienden a considerárseles sutiles en sus mofas, como pensadas en una mente maestra, que evita la vulgaridad y chabacanería para atender con sarcasmo sus temas crueles. Así como pueden gustar sus acideces de aplicarse con destreza, en su mal proceder, pueden evidenciar la estupidez más macerada, ésa que quiere solapar su inmadurez, su poca maña, tratando asuntos de fondo, Grandes Temas. En este caso, la guerra y sus procesos.
La película es una representación socarrona del estudio de campo del periodista Bob Wilton (Ewan McGregor quien interpretaría a Ronson) acerca del escuadrón Jedi –sí, como el de Star Wars– que tiene el poder de matar animales con sólo mirarlos fijamente. Esa investigación lo llevaría a la ocupada Irak del 2003, donde encontraría a Lyn Cassidy, uno de los mejores jedi de su generación (interpretado por un George Clooney repetitivo en el papel de necio con talante impávido), quien reconstruiría para Wilton el origen de su arte a través de la figura de su maestro Bill Django (Jeff Bridges como un soldado hippie), dejando entrever que su misión aún no estaba cumplida pese a él estar retirado: una vez el mundo cambiado hacia la paz, sería el fin de la misma. Utopía que sería mancillada por los medios de comunicación al hacerse pública mediante el trabajo de Wilton.
En lo que a actuaciones respecta, Los hombres que miraban a las cabras se asemeja tanto a Quémese después de leer como a Una guerra de película, de Ben Stiller. La conducta de los personajes salta abruptamente de la insania sobria de la primera a la caricatura ridícula de la segunda. En muchos pasajes, se exagera la deformación psicológica de éstos de por sí zoquetes, no significando eso más hilaridad en la crítica, más bien la decanta hacia la frivolidad. A propósito, ¿merece vítores por su sola condición satírica? Más que el contexto, son los personajes los degenerados (las cabras con las que tratan son una clara alusión a la locura). Esta película, exuberante de excentricidades, salva por la solidez de su reparto -de los ya mencionados, agregamos al siempre correcto Kevin Spacey como antagonista-, que, hasta de estúpido, luce. No hay, pues, una puesta en escena bizarra que enmarque los desvaríos, que los justifique. Las irreverentes interpretaciones son la total apuesta de la película. Mucho más no ofrece.
Se cree a esta producción como una extensión de la obra cómica de los Coen, principalmente por referirse irónicamente al descalabro de la sociedad norteamericana y sus instituciones, aunque también por contar con George Clooney y Jeff Bridges, este último inolvidable después de The Big Lebowski, como comediantes. Son semejanzas de apariencia pero no de carácter. Los Coen construyen un ambiente absurdo que enrarece a los inmersos, en cambio, se da lo contrario en este intento por parecérseles de Grant Heslov, que parte desde el ridículo de sus intérpretes para intentar una denuncia al contexto y sus componentes. Empieza por los detalles más saltantes (los rostros del reparto, el contexto de guerra), mas no más importantes (la construcción de un enjaretado que acordone sus elementos, una estructura coherente que no parezca antojadiza), sin embargo, es cabal en la dirección de sus actores dada su trayectoria de casi tres décadas como uno. Quedará en el recuerdo el cuarteto protagónico como su mejor gesto.
Dir. Grant Heslov | 94 min. | EE.UU. – Reino Unido
Intérpretes: Ewan McGregor (Bob Wilton), George Clooney (Lyn Cassidy), Jeff Bridges (Bill Django), Kevin Spacey (Larry Hooper), Stephen Lang (Brigadier General Dean Hopgood), Robert Patrick (Todd Nixon).
Estreno en Argentina: 22 de abril del 2010
Estreno en España: 5 de marzo del 2010
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