Cada año se confirma que la cartelera cinematográfica en Perú va reduciendo su variedad. Hubo tiempos en que se estrenaban más de 200 títulos. Hoy son un poco más de 150 (dato de El Placer de los Ojos). Las multisalas clonan funciones de lo mismo (ahora en versión doblada y 3-D). Con excepción de Toy Story 3 o El origen, la mayoría del cine valioso que gotea de la industria -al igual que una cinta peruana o de otros países- aterriza fugaz en las salas, es objeto de malos lanzamientos, y se lo relega a los peores horarios. Pese a ello, estos son los estrenos comerciales que destaco del 2010, en orden de preferencia:
1. Criatura de la noche (Let the Right One In), de Tomas Alfredson
2. Los amantes (Two Lovers), de James Gray
3. Un hombre solo (A Single Man), de Tom Ford
4. La cinta blanca (The white ribbon), de Michael Haneke
5. Toy Story 3, de Lee Unkrich
6. Red Social (The Social Network), de David Fincher
7. Atracción peligrosa (The Town), de Ben Affleck
8. El último camino (The Road), de John Hillcoat
9. Paraíso, de Héctor Gálvez
10. Silencio en el lago (Eden Lake), de James Watkins
Otros títulos que rescato (sin orden de preferencia): Amor sin escalas (Up in the air) de Jason Reitman, Zona de miedo (The Hurt Locker) de Kathryn Bigelow, El origen (Inception) de Christopher Nolan, Enemigo interno (Bad Lieutenant: Port of Call New Orleans) de Werner Herzog, Océanos de Jacques Perrin y Jacker Chizand, Los abrazos rotos de Pedro Almodóvar, y El secreto de sus ojos de Juan José Campanella.
Perú: Luces y sombras
El 2010 fue un año parteaguas para el cine peruano. A nivel expresivo, marcado por la nominación al Oscar de La Teta Asustada, tuvimos un puñado de nuevos realizadores estrenando primeras obras que ganaron el reconocimiento crítico y festivalero (Gálvez, los hermanos Vega, Fuentes-León), y una vieja guardia (Lombardi, Tamayo, Pereyra) con propuestas fallidas que confirman la involución del cine que practican. Paralelo al cirtuito comercial, hubo estrenos de películas en formato digital -de dispareja calidad técnica, estética o narrativa- en Lima y las regiones, que confirman que el esfuerzo y entusiasmo por hacer cine en el país no se ha apagado, pese a las limitaciones.
A nivel político, la aprobación en el Congreso de la Ley Procine tuvo los efectos de un terremoto para la comunidad de cineastas (dividida ya entre afiliados y simpatizantes de la APCP y la UCP), pues ponía en peligro el financiamiento estatal que ya existía para largos y cortos nacionales y se lo otorgaba alegremente a los privados, es decir a los distribuidores y exhibidores vinculados a Hollywood. Por fortuna, el estropicio legal ha obligado a ambos gremios a ponerse de acuerdo y solicitar la observación de la norma al Ejecutivo. A estar atentos a lo que suceda en este azaroso capítulo de nuestro cine.
Cortometrajes
La cantera natural de toda cinematografía está en sus cortos. Es inaceptable que se intente eliminar, mediante ley, los concursos del CONACINE creados para este formato. Al respecto, recomiendo este artículo de Rosita Rodríguez. Solo sumando los cortos que compitieron este año a los premios del CONACINE, FENACO, FilmoCorto, y La Noche de los Cortos, tenemos alrededor de 180 producciones. Hay que defender al cortometraje peruano, así como a todos los espacios donde se lo difunde y reconoce.
De las muestras y festivales que pude ver, estos son mis diez cortos destacables del año (en orden alfabético):
- Barro en los zapatos, de Gonzalo Ávila y Fernando Arce (Arequipa)
- Ciudad Manjar, de Mauricio Godoy y Brennan Barboza
- El río, de Adrián Saba
- Parrilla, de Gerardo Ruiz
- Regreso, de Alejandro Burmester
- Rumeits, de Gonzalo Ladines
- La región invisible, de Aldo Salvini
- Púrpura, de Jorge Shinno
- San Felipe, de Antolín Prieto
- Tourist Hitchcock, de Marco Pando (animación estrenada en el Festival Internacional de Video/Arte/Electrónica VAE11)
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