Ojo con los spoilers. Se ha estrenado en la cartelera peruana Madre e hija, quinto largometraje de Rodrigo García, director caracterizado por los retratos femeninos y corales, de quien vimos el año pasado Almas pasajeras, «un relato de dos personajes centrales que oscila entre el romance y la pesquisa, coquetea con lo extrasensorial y se sacude con el terror (…) que impresiona como un producto más de encargo».
Esta vez vuelve al drama más austero y cálido que es su propuesta personal. Nuevamente presenta un conjunto de historias de mujeres de diferentes edades y condiciones de vida, cuyo elemento común es el trauma de una maternidad frustrada, esquiva o perdida, que condiciona y complica sus existencias al punto de tener notorias dificultades de socialización con personas de ambos sexos y en particular con sus propias progenitoras.
Existen muchos roles pero las protagonistas son tres: Karen (Annette Bening), madura enfermera tan dedicada en su centro laboral como fuera de él con su anciana madre; Elizabeth (Naomi Watts), joven solitaria y errática que seduce a los hombres y lleva sola su embarazo; Lucy (Kerry Washington), la terca y ansiosa aspirante a una adopción que acumula decepciones y soporta una tensa relación con la autora de sus días.
Ellas trazan inconscientemente un sinuoso trayecto: en el pasado, Karen, por decisión de su madre, abandonó en la adolescencia a su hija, que es Elizabeth, quien fue adoptada y no la conoce, y que termina procreando una bebe que, por obra del destino, llega a las manos de Lucy. Es decir, constituyen una genealogía del dolor, un legado de la ausencia, un cordón umbilical no roto precisamente sino extraviado en el tiempo.
El guión hace más de una pirueta, entonces, para avanzar las líneas paralelas de cada quien, en la búsqueda de lo que les falta y la tirantez de sus relaciones sentimentales. No siempre el tejido acierta, hay tramas más largas y densas que otras y a veces alguna debe «esperar» para llegar a su punto culminante con el fin de llegar juntas, incluso provocando inflexiones cortantes, dando la impresión de que García evita el (re)encuentro más importante ya por agotamiento narrativo.
También se siente repetitivo el manejo de algunas situaciones y excesiva la cantidad de personajes secundarios, como la adolescente ciega que primero conoce Elizabeth y luego Karen; la trabajadora del hogar y su pequeña hija que recibe un significativo de la madre de Karen; la doctora que atiende a Elizabeth; la pareja que vive en el mismo edificio que ésta y le busca conversación; la hermana Joanne (Cherry Jones), la religiosa que en última instancia vincula los eslabones. Mother and Child peca por demasía de información.
Es una película de interpretaciones arrítmicas, que pasan del hermetismo a la agresividad, de la interiorización al gesto explícito, de la inhibición a la desnudez incitante, en un duelo de tres actrices que casi no se encuentran entre sí, en todo caso enfrascadas en un vínculo de amor–odio con sus entornos. Los hombres son visitantes pasajeros, efímeros, circunstanciales, con intenciones de permanencia o fugacidad, maltratados, desechados y considerados prácticamente estorbos en el camino voluntarioso de las mujeres. Jimmy Smits y Samuel L. Jackson asumen, entre otros, un tono de sobrios y subordinados acompañantes al lado de Bening y Watts, respectivamente.
Dir. y Guión: Rodrigo García | 125 min | EE.UU. – España
Intérpretes: Annette Bening (Karen), Naomi Watts (Elizabeth), Kerry Washington (Lucy), Jimmy Smits (Paco), Samuel L. Jackson (Paul), Eileen Ryan (Nora), Elpidia Carrillo (Sofia), David Ramsey (Joseph).
Estreno en España: 25 de setiembre de 2009
Estreno en el Perú: 27 de enero de 2011
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