Lenin Salinas es un referente del cine cajamarquino, no obstante, Encuentro pendiente es la primera película que presenta en Lima. Antes, dirigió El secreto de la dama (2001), Entre la luna y el lago (2002) y Camino a la muerte (2003): melodramas con visos de tragedia, que deben su influencia al cine indio, muy popular en el norte peruano.
El cortometraje Cruel pero real (2003), basado en un caso judicial de violación, asienta este indicio. Para su representación, en una sala penal ambientada de pesadumbre, Salinas elige rostros de expresiones tristes que harán aún más pesarosos los parlamentos o las declaraciones juradas que se interpretan. Durante 35 minutos, el director cajabambino no deja de someter al público a emociones de culpa y sospecha. La suya es una película para sufrirla y no tanto por sus falencias técnicas que son muchas. Pese a la exaltación emotiva, con música precisamente india y griteríos desaforados, Cruel pero real ya evidenciaba un realizador que busca emocionar aunque traspasara la línea de la manipulación.
Por su parte, Encuentro pendiente comprueba una notable mejoría en aspectos técnicos (sobresaliente trabajo de David Salcedo en la dirección de fotografía) y en la contención del drama, quedándole todavía rezagos de melodramatismo exacerbado. Es una película de horror que no asusta; sin embargo, logra fluidez y misterio en las secuencias donde el protagonista convive con la personificación de la muerte. No se puede decir lo mismo de las de corte romántico, embadurnadas de cursilería y tan extensas que parecen injertos de alguna telenovela local. Menos aún de la escena erótica entre los jóvenes protagonistas, grabada con los códigos de ese género: ralentis en los destapes y música sensual de acompañamiento. Sí pues, otro injerto. La película entera no comparte el mismo tempo, pareciera una quimera de tres especies (horror, melodrama y erotismo), preponderando la temática sobrenatural.
Son muy puntuales los yerros, fácilmente subsanables, pues no son cuestiones de estilo sino de orientación. Entenderán que besos, abrazos y te quieros no son ingredientes a abundar en un filme de horror. Aún así, rescatemos los aciertos. Es interesante la premisa acerca de la convivencia con la encarnación de la muerte, pasando de amenaza a ineludible compañía de rutina. Saber si la Muerte cumple o no su cometido mantiene en vilo, resolviéndose sin ademanes ni tosquedades al final sino de manera implícita y hasta sutil. Ergo, comprueba a Salinas como embebido del género que aborda.
Hacía poco, de lo venido de Cajamarca, sólo se sabía acerca de la prolífica obra de Héctor Marreros. Ahora, el panorama se abrió apenas. Lo poco hecho por Lenin Salinas, sin ser destacado, se saluda. Y es que cada vez se encuentran menos directores aplicados con los códigos de los géneros que tratan, faltándoles sólo saberlos insertar. El cajabambino en cuestión y el ayacuchano Juan Camborda son de aquéllos.
Dir. Lenin Salinas | 65 min | Perú
Intérpretes: Kevin Salcedo, Cayetana Valera, Carla Avellaneda, Luis Barrueto, Nissey Salcedo, Juan Vargas, Rubén Cerna.
Dirección de fotografía: David Salcedo
Edición: Mariela Huamán
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