El próximo 5 de mayo finalmente llegará a las salas comerciales un filme peruano que se grabó hace más de diez años: Y si te vi, no me acuerdo, opera prima del director arequipeño Miguel Barreda, que se convierte así en el primer estreno nacional del 2011 en el formato tradicional de 35mm.
La cinta es una road movie que narra el reencuentro con sus afectos de «Lagartija» (Miguel Iza), peruano treintón que residió muchos años en Europa y que regresa por la muerte de su padre. En el camino conocerá a Eva María (Marisol Palacios), sacrificada trabajadora que ha estado ahorrando para irse a Argentina, y que hace del viaje una suerte de fuga tras la violenta discusión con su padrino. Ambos se toparán con Jo (Matthias Dittmer), reportero alemán interesado en las culturas precolombinas que rescata una valiosa ofrenda inca de manos de traficantes y busca devolverla a su lugar de origen, en la cima del volcán Misti.
Vean el tráiler de esta coproducción peruano–alemana de Casablanca Films y Känguruh Film GmbH:
El recorrido de este proyecto fue bastante singular, y prácticamente representa en sí mismo las contradicciones de la cinematografía peruana entre producción y exhibición. Se grabó en Digibeta PAL en el 2000 y quedó lista a principios de 2001. Ese año tuve acceso a una proyección en pantalla grande… y todavía me acuerdo, borrosamente, de su irregularidad, de las enérgicas actuaciones protagónicas, el magro aporte a la trama del esotérico personaje germano y el aprovechamiento del paisaje en las andanzas de carretera, además de dos escenas puntuales: el plano general de Iza en el aeropuerto, atónito, delante del letrero «Bienvenido al Perú», y el destrozo de una bolsa de droga en la cara de un malhechor (Víctor Ángeles), por obra de la desesperada Palacios.
Durante años, los productores no pudieron hacer el transfer a celuloide y todo lo que conlleva exhibirla comercialmente. Mientras tanto, la obra se vio en la televisión de Alemania y España, y festivales internacionales, ganando el Premio del Público en el Festival del Cine Iberoamericano de Quito (2003). Hasta que participó en el Concurso de Postproducción 2009 de Conacine, en el que obtuvo uno de los premios, que ha ayudado a este lanzamiento en un pequeño circuito: las salas Cineplanet de San Miguel y Risso, Cinépolis Plaza Norte (Independencia) y CineStar Sur (San Juan de Miraflores).
Es decir, la película, en la que podremos ver al recordado Gilberto Torres –además de Jaime Lértora, Marino León, Delfina Paredes, Oscar Carrillo, entre otros–, se grabó cuando no existían Cinemaperú, ni el Centro Cultural CAFAE, ni el Festival Fenaco, ni la revista Godard!, ni Docuperú, ni este blog. El Festival de Lima iba por su cuarta edición, Conacine alcanzaba su quinto año de implementación, el Perú recién asomaba en Ibermedia y la actual Ley de Cine ya mostraba sus carencias, porque el gobierno de Fujimori entregaba sólo una pequeña parte del presupuesto formal. Un claro referente de lo que ha significado depender, hasta este año, de un oneroso y nada práctico sistema de exhibición en el cine peruano, que hoy tiene la posibilidad del digital DCP, soporte en el que veremos El último guerrero chanka y en el que acabamos de disfrutar un clásico de Hollywood como Volver al futuro.
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