Peligroso olvido
Jaume Collet-Serra es un cineasta catalán que, asombrosamente, se está haciendo un hueco de carácter en Hollywood. A la vista de sus primeros trabajos parece que se encaminaba al género de terror (Casa de cera, 2005 y La huérfana, 2009), tendencia que rompe con un thriller de los increíbles y frenéticos, de los de finales de doble capa y ficticia irrealidad. Pero claro, nos hallamos en el terreno de la ficción, con lo que asumimos todo lo imposible, y más si nos evade y entretiene. Con «La huérfana» este catalán que fue a estudiar cine a Los Angeles en 1992, realizó un ejercicio bastante correcto, sorprendente dentro del género, producido entre otros por la compañía de Leonardo DiCaprio. Plegado a las comerciales reglas del mainstream, Collet-Serra sabe, sin embargo, reorganizar en su tablero sus influencias cinematográficas. Así vemos que Sin identidad (Unknown), estrenada estos días en España, camina por la senda del Polanski de «Frenético» gran parte del camino hasta derivar en otra influencia, la de la saga Bourne. Incluso el último Polanski de El escritor se deja asomar en un susurro estético.
Por otro lado, el cineasta español, al igual que el donostierra Luis Berdejo se hizo con la participación de Kevin Costner en «La otra hija», 2010, se hace rodear de actores con garra y cierta estrella que dan un resultado de solidez a filmes que en principio podrían arrinconarse para un rato televisivo, y que, no obstante, luchan por situarse más allá, cayendo en gracia muchas ocasiones. Como ha ocurrido ahora.
Sin identidad me ha gustado, con todos sus defectos incluidos. Mantiene la atención con su festín de sorpresas, persecuciones, y urbanos paisajes, con su vintage del pasado histórico, (situada en Berlín, ahí hay mucho que rascar y para ello Bruno Ganz y Frank Langella son las perfectas elecciones), sus mujeres, especialmente Diane Kruger, reales, y su entramado y estética de novela policiaca. Tan increíble como aquellas extrañas y enmarañadas tramas de Hitchcock. Sin identidad imita ese cine y lo hace con mano segura y oficio bien aprendido, por muy imposible que sea la historia.
Volvamos a las influencias de Sin identidad. Comienza como si de un remake de «Frenético» se tratara. Liam Neeson, solvente actor que frente a la crisis y ante la rivalidad de las supestrellas, se ha instalado en una constante de personaje de acción y armas tomar, aunque otorgándole cierta humanidad y credibilidad. Un precio medio asequible para los estudios, y satisfactorio para los directores. Neeson da vida a un doctor americano, Martin Harris, que llega a Berlín para una ponencia de biotecnología. Le acompaña su esposa. Todo sigue los mismos pasos que el doctor de Polanski llegado a París para otro encuentro profesional. Berlín se muestra fuerte, inmensa, invernal. Por un pequeño descuido, Martin debe volver al aeropuerto mientras su mujer (modelada con la frialdad de las rubias de Hitchcok) se queda en el hotel. La mala suerte hace que Martin tenga un accidente con el taxi conducido por Gina/Kruger, una mujer que vive de forma ilegal en Berlín, cayendo al río.
Salvado por Gina, Martin es llevado al hospital donde permanece en coma cuatro días, al cabo de los cuales preguntará por su mujer, irá al hotel a buscarla, recordará perfectamente quien era, se presentará a todos como el Doctor Harris, si bien nadie le reconocerá. En este caso, a diferencia del filme de Polanski, es la identidad del propio protagonista lo que éste tiene que buscar, además de huir de unos matones, contar con la ayuda de una joven sin recursos (como la Emmanuel Seigner de «Frenético») y averiguar por qué quieren acabar con su vida y la de los que le ayudan. Contará también con la colaboración de un ex mando de la Stasi, Bruno Ganz, que proporciona a la película un momento de grata historicidad.
Posee el filme momentos magníficos, como el del hospital cuando matan a la enfermera bajo la mirada de un Martin medio grogui y mal atado a una camilla; el encuentro con su mujer en la exposición fotográfica al amparo de enormes pantallas; o la caída del taxi al río. También el plantel de actores secundarios es todo un festín, entre los que se haya Sebastian Koch, Aidan Quinn o January Jones (la perfecta esposa del Don Mad Men). Pero si comienza por la senda de Polanski, está claro que la segunda parte toma rumbos de Greengrass, y la identidad tan buscada por Janson Bourne se torna el espejo del acabado de Collet-Serra.
Se adivina la admiración a un primer maestro, Hitchcock, pero también a un cine posterior, el de Polanski y el de los artefactos de espías y asesinos a sueldo, aquellas producciones que nos gustaban en los ochenta y antes, y que veíamos con deleite sin hacerles ascos.
Unknown. Dir. Jaume Collet-Serra | 113 min. | Reino Unido, Alemania y Francia.
Intérpretes: Liam Neeson (Dr. Martin Harris), January Jones (Elizabeth Harris), Diane Kruger (Gina), Aidan Quinn (el otro Martin Harris), Frank Langella (Rodney Cole), Bruno Ganz (Ernst Jürgen), Sebastian Koch (profesor Bressler), Olivier Schneider (Smith).
Guion: Oliver Butcher y Stephen Cornwell; basado en la novela «Out of my head» de Didier Van Cauwelaert.
Estreno en Perú: 17 de marzo de 2011.
Estreno en España: 13 de mayo de 2011.
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